Documentos Diplomáticos. Manifiesto

Cancillería. El Manifiesto, llamado así porque antiguamente se empezaban siempre con las palabras manifestum est, se dirige, no sólo a la Nación, sino a las Potencias extranjeras

Guía de Protocolo Diplomático. 1886

 

Documentos diplomáticos. Cartera con documentos. El manifiesto foto base StockSnap - Pixabay

Protocolo diplomático. El manifiesto:manifestum est

Se entiende por Manifiesto la declaración que firma un Soberano, un Gobierno o un Pretendiente, exponiendo las razones que le han hecho adoptar una medida política, o un cambio de principios, o para defender sus actos, o las causas que le obligan a declarar la guerra; pero, en este caso, el Manifiesto, a más de la declaración de guerra, debe fijar la época de las hostilidades, para prevenir el derecho de las naciones neutrales y para las reclamaciones oportunas que después de hecha la paz se han de entablar.

El Manifiesto, llamado asi porque antiguamente se empezaban siempre con las palabras manifestum est,se dirige, no sólo a la Nación, sino a las Potencias extranjeras.

Un Manifiesto, notable por todos conceptos, es el que dirigió Víctor Manuel II, el 27 de Octubre de 1867, desde Florencia, a todos los italianos, con motivo de la invasión de los Estados Pontificios por los garibaldínos; decia así:

¡Italianos!

Algunos grupos de voluntarios, seducidos y excitados por un partido político, han violado sin mi autorización ni la de mi gobierno las fronteras del Estado. El respeto que todos los ciudadanos deben a la ley y a los pactos internacionales sancionados por el Parlamento y por mí, establece, en estos graves momentos, una deuda de honor para nosotros. Europa sabe que la bandera que se ha desplegado en el territorio vecino, sobre la que está escrito el lema de la destrucción del Jefe espiritual de la Iglesia Católica, no es la mía. Esta tentativa expone a la Patria a los más graves peligros, y me impone imperiosamente el deber de no confundir en una dos causas completamente diferentes.

Italia debe estar segura, y puede asegurar a Europa entera, que, fiel a sus compromisos, no quiere ni puede ser la que perturbe el orden público. La guerra contra nuestros aliados sería fratricida, porque los dos ejércitos han peleado juntos por la misma causa.

Depositario del derecho de paz y de guerra, no puedo tolerar que me sea usurpado. Confío en que se escuchará la voz de la razón, y que los ciudadanos italianos que violaron los confines de la Nación volverán en seguida a colocarse detrás de mis tropas. El peligro que los desórdenes y los propósitos de los mal aconsejados puedan crearnos, se debe conjurar manteniendo la autoridad del Gobierno y la inviolabilidad de las leyes.

El honor de la patria está en mis manos, y la confianza que Italia depositó en mí en los dias de luto, no puede faltarme hoy. Cuando la calma vuelva a los ánimos y el orden sea restablecido de nuevo, mi Gobierno, de acuerdo con Francia, y con el voto del Parlamento, procurará encontrar un término a las graves cuestiones de Roma.

Italianos:

Yo haré siempre, con vuestro consentimiento y vuestra confianza, cuanto vosotros habéis hecho, por afecto a vuestro Rey, por esta gran Nación, que merced a los sacrificios de todos, ha vuelto al seno de las potencias, y que debemos entregar a nuestros hijos íntegra y honrada. - Víctor Manuel".

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