Lectura. Mi hucha. (Del libro 'Tu en Sociedad', por Teresa Branyas).
A tu edad se acostumbra a recibir de sus padres una cierta cantidad para gastos superfinos.
Convivencia Social. Formación Familiar y Social. Tercer curso.
"Hablemos un poco de economía, lectora. A tu edad, la que no trabaja y no cuenta, por lo tanto, con un ingreso fijo, acostumbra a recibir de sus padres una cierta cantidad para gastos superfinos, que oscila según las posibilidades de cada familia.
No obstante, es útil ahora y te será útil toda la vida, aprender a administrar bien tu dinero. Muchas de vosotras adolecéis del defecto de la prodigalidad con ese dinero que no os cuesta ningún trabajo ganar. Os viene a las manos graciosamente y lo tiráis sin darle el valor que tiene y sin calcular las muchas cosas útiles que podríais hacer con él.
Veamos cómo un poquillo de dinero ahorrado cada semana en la hucha de MariSol, puede alcanzarle para comprarse un vestido cuando, mediada la temporada, surge de pronto un improvisto que la obliga a hacerse uno.
La suma que sus amigas dejan semanalmente en la peluquería para el arreglo del cabello y la manicura, lo guarda MariSol en la hucha, porque ha aprendido a darse el champú en casa y cuida primorosamente de sus manos.
Guarda para ciertas ocasiones muy señaladas las medias de cristal y usa a diario otras de tipo económico, que van mejor con sus actividades y plan de vida.
Merienda en casa, en vez de caer en la tentación de tomar aquí y allá consumiciones costosas que merman su presupuesto.
Adquiere buenos productos de tocador a un coste razonable y se abstiene de comprar aquellos en los que se paga, no la calidad, sino la propaganda, los impuestos y la presentación.
Demuestra tino en los regalos, eligiéndolos cuidadosamente, pero sin que superen en valor a aquellos que ha recibido.
No se deja sugestionar por los artículos de "última moda". Las novedades se pagan a precios exorbitantes. Sabe que, pasado un mes, aquel mismo pañuelo o cinturón podrá comprarse por la mitad de su valor actual.
Cuida esmeradamente de sus bolsos, guantes, zapatos y trajes, lo cual significa que gasta menos y va mejor vestida que otras muchachas.
Rota la hucha, el balance arroja una suma respetable. MariSol puede comprarse un vestido. Pero hemos dicho que es una muchachita juiciosa, si no recuerdo mal, y, por lo tanto, al elegir su vestido buscará uno que le resulte lo más práctico posible.
Un vestidito de última moda -así discurre MariSol- resulta poco llevadero y caro, porque a la temporada siguiente tendrá forzosamente que reformarlo.
Un traje de mucho vestir es un dispendio. Sólo en contadas ocasiones podrá lucirlo.
Un conjunto deportivo resulta inadmisible para ciertas horas de la tarde...
MariSol decide, al fin, encargarse un traje sastre clásico, de buena tela, el más a propósito para jovencitas, con el que siempre estará elegante y correcta. ¡Imagínate con cuánta ilusión estrenará el nuevo vestido pensando que lo paga con su propia previsión!. ¿No te dan ganas de comprarte una hucha y suprimir algunas de tus extravagancias, como hace la precavida MariSol?. "París bien vale una Misa", decía un rey...".
Ejercicio.
Hacer un resumen escrito de la lectura "Mi hucha".