Modo de pedir algo para beber, recibirlo y modo de beber cuando se está en la mesa

Es faltar al respeto debido a aquellos con quienes se está, el pedir de beber en alta voz; hay que pedirlo en voz baja; y es todavía mejor hacerlo por gestos

Reglas de cortesía y urbanidad cristiana

 

Cómo beber y servir bebida. Modo de pedir algo para beber, recibirlo y modo de beber cuando se está en la mesa foto base rawpixel - Pixabay

La bebida en la mesa: pedir algo para beber y cómo beberlo

Aquella urbanidad

Es totalmente descortés pedir el primero de beber, a menos de ser el más considerable del grupo, si no, se debe esperar a que los que sean de más categoría hayan bebido.

Es faltar al respeto debido a aquellos con quienes se está, el pedir de beber en alta voz; hay que pedirlo en voz baja; y es todavía mejor hacerlo por gestos.

También se falta al respeto pidiendo de beber mientras se lo dan a alguno de los del grupo. Si hay sólo una persona que sirve, no se debe pedir de beber a menos que se crea que ninguno lo pedirá, hasta que todos hayan bebido; y es mejor, si es posible, esperar su turno para beber, a no ser que el dueño de la casa ordene que se os sirva.

Es descortés recibir bebida, o hacérsela servir del lado de una persona a la que se debe respeto; en tal caso se debe tomar el vaso y hacerse servir del otro lado.

Cuando se ofrece de beber a alguien, éste debe secar sus dedos con la servilleta, y tomar el vaso por la base, no por el medio; estar atento para que el que le sirve no ponga en el vaso más de lo que puede beber de un trago, y para que no esté tan lleno que pueda verterse sobre el mantel o sobre el vestido.

Hay que secarse siempre la boca con la servilleta antes de beber, y no beber nunca antes de haber tomado la sopa; está mucho menos permitido hacerlo mientras se la toma; ni siquiera es conveniente beber apenas se haya terminado, se debe esperar a haber comido algo de otros manjares.

Es conveniente secarse bien la boca con la servilleta y vaciarla enteramente antes de beber, con el fin de no dejar grasa en el vaso, lo que sería muy grosero; y es muy descortés beber con la boca llena, o antes de haber terminado de comer; tampoco hay que ponerse a perorar con el vaso en la mano, y es mucho mejor no hablar desde que le sirven la bebida hasta que la haya consumido; no es menos descortés mirar atentamente lo que se va a beber; y lo es aún más probar el vino antes de beberlo, y ponerse a decir sus apreciaciones.

Es mucho mejor beber con sencillez sin amaneramiento; ya que no es señal de urbanidad presumir de que uno es entendido en vinos.

Se puede, al beber, bajar un poco la cabeza a fin de no derramar nada sobre sí; pero hay que enderezarla enseguida. Con todo, es mejor mantener siempre la cabeza derecha mientras se bebe.

No hay que beber ni demasiado lentamente, como si se chupara y se saborease con placer lo que se traga, ni demasiado rápidamente, como hacen los sensuales; antes, hay que beber despacio y con calma, aunque todo de un trago, sin respirar, y no en varios sorbos. Al beber hay que mirar al vaso y cada vez beber todo lo que hay en él, sin dejar nada.

La cortesía no permite beber con la cabeza descubierta; hay que estar cubierto mientras se bebe; tampoco quiere que se tenga la vista como perdida ni que se mire de un lado para otro durante este tiempo: no se debe, pues, mirar sino al vaso; tampoco se debe, al beber, hacer ruido con la garganta, de modo que se puedan contar los sorbos que se tragan.

Es deseducado, después de haber bebido, dar un gran suspiro para recobrar el aliento; hay que terminar de beber sin hacer ruido alguno, ni siquiera con los labios; y en seguida, después de haber bebido, se debe secar la boca, como se debió hacer antes de beber.

Es muy descortés escurrir las jarras, o chupar el vaso al beber; hay que guardarse también de beber muy a menudo o de beber vino puro. La cortesía pide que se mezcle siempre mucha agua con el vino.

No es cortés beber cuando alguien lo hace a su lado, y mucho menos hacerlo cuando tenga el vaso en la mano el que es más importante de la reunión; hay que esperar a que haya bebido.

Si, durante el tiempo en que está uno obligado a responder a una persona superior, ésta lleva el vaso a la boca, se debe esperar a que haya bebido, para continuar la conversación; lo mismo hay que observar, sea quien sea el que beba, y no hablarle nunca mientras bebe.

Presentar a una persona un vaso de vino, del que ya se ha bebido, es algo muy vergonzoso. Brindar por unos y por otros, para obligarles a beber de nuevo, es práctica que huele a taberna y que nunca se hace entre las personas educadas; ni siquiera hay que brindar fácilmente a la salud de unos y de otros, a menos que se esté con los amigos más cercanos y que se haga como señal de amistad o de reconciliación. Los niños, sobre todo, no deben brindar por nadie, a menos que se les ordene.

Nadie debe brindar por una persona que sea de rango muy superior al suyo, y si alguna vez está permitido hacerlo, no será dirigiéndose directamente a la persona misma, a la salud de la cual se bebe, diciendo por ejemplo: Excelencia, a su salud: sino dirigiéndose a otro, diciendo así: Señor, a la salud de su Excelencia; todavía es más descortés añadir el apellido de la persona de rango, o el nombre de su cargo, hablando con ella misma, o bebiendo a la salud de su mujer, o de alguno de sus parientes, y decir: Excelencia, a la salud de su Señora esposa, su hermana, de su Señor hermano. Hay que nombrar a la mujer por el cargo o el apellido de su marido y a los demás por el apellido, o por algún cargo, si lo tienen, diciendo por ejemplo: A la salud de la Señora Cortés, del Señor Presidente, o Consejero.

El que brinda por otro que está presente, debe inclinarse muy educadamente hacia él; y aquel, a la salud del cual se bebe, debe agradecer el brindis inclinándose tanto como lo pida el rango del que le tributa este honor, y brindar luego por aquel que ha bebido a su salud, inclinándose un poco sin descubrirse.

Si es una persona de rango importante la que bebe a la salud de otra de menos consideración, aquella a quien se dirige debe mantenerse descubierta, inclinándose un poco sobre la mesa, hasta que esta persona haya acabado de beber, y no debe de ningún modo cubrirse a menos que ella se lo ordene; sin embargo esto no debe hacerse si la persona que bebe no es de rango muy superior a la otra.