Modo de pedir algo para beber, recibirlo y modo de beber cuando se está en la mesa
Es faltar al respeto debido a aquellos con quienes se está, el pedir de beber en alta voz; hay que pedirlo en voz baja; y es todavía mejor hacerlo por gestos
La bebida en la mesa: pedir algo para beber y cómo beberlo
Aquella urbanidad
Es totalmente descortés pedir el primero de beber, a menos de ser el más considerable del grupo, si no, se debe esperar a que los que sean de más categoría hayan bebido.
Es faltar al respeto debido a aquellos con quienes se está, el pedir de beber en alta voz; hay que pedirlo en voz baja; y es todavía mejor hacerlo por gestos.
También se falta al respeto pidiendo de beber mientras se lo dan a alguno de los del grupo. Si hay sólo una persona que sirve, no se debe pedir de beber a menos que se crea que ninguno lo pedirá, hasta que todos hayan bebido; y es mejor, si es posible, esperar su turno para beber, a no ser que el dueño de la casa ordene que se os sirva.
Es descortés recibir bebida, o hacérsela servir del lado de una persona a la que se debe respeto; en tal caso se debe tomar el vaso y hacerse servir del otro lado.
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Cuando se ofrece de beber a alguien, éste debe secar sus dedos con la servilleta, y tomar el vaso por la base, no por el medio; estar atento para que el que le sirve no ponga en el vaso más de lo que puede beber de un trago, y para que no esté tan lleno que pueda verterse sobre el mantel o sobre el vestido.
Hay que secarse siempre la boca con la servilleta antes de beber, y no beber nunca antes de haber tomado la sopa; está mucho menos permitido hacerlo mientras se la toma; ni siquiera es conveniente beber apenas se haya terminado, se debe esperar a haber comido algo de otros manjares.
Es conveniente secarse bien la boca con la servilleta y vaciarla enteramente antes de beber, con el fin de no dejar grasa en el vaso, lo que sería muy grosero; y es muy descortés beber con la boca llena, o antes de haber terminado de comer; tampoco hay que ponerse a perorar con el vaso en la mano, y es mucho mejor no hablar desde que le sirven la bebida hasta que la haya consumido; no es menos descortés mirar atentamente lo que se va a beber; y lo es aún más probar el vino antes de beberlo, y ponerse a decir sus apreciaciones.
Es mucho mejor beber con sencillez sin amaneramiento; ya que no es señal de urbanidad presumir de que uno es entendido en vinos.
Se puede, al beber, bajar un poco la cabeza a fin de no derramar nada sobre sí; pero hay que enderezarla enseguida. Con todo, es mejor mantener siempre la cabeza derecha mientras se bebe.
No hay que beber ni demasiado lentamente, como si se chupara y se saborease con placer lo que se traga, ni demasiado rápidamente, como hacen los sensuales; antes, hay que beber despacio y con calma, aunque todo de un trago, sin respirar, y no en varios sorbos. Al beber hay que mirar al vaso y cada vez beber todo lo que hay en él, sin dejar nada.
La cortesía no permite beber con la cabeza descubierta; hay que estar cubierto mientras se bebe; tampoco quiere que se tenga la vista como perdida ni que se mire de un lado para otro durante este tiempo: no se debe, pues, mirar sino al vaso; tampoco se debe, al beber, hacer ruido con la garganta, de modo que se puedan contar los sorbos que se tragan.
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Es deseducado, después de haber bebido, dar un gran suspiro para recobrar el aliento; hay que terminar de beber sin hacer ruido alguno, ni siquiera con los labios; y en seguida, después de haber bebido, se debe secar la boca, como se debió hacer antes de beber.
Es muy descortés escurrir las jarras, o chupar el vaso al beber; hay que guardarse también de beber muy a menudo o de beber vino puro. La cortesía pide que se mezcle siempre mucha agua con el vino.
No es cortés beber cuando alguien lo hace a su lado, y mucho menos hacerlo cuando tenga el vaso en la mano el que es más importante de la reunión; hay que esperar a que haya bebido.
Si, durante el tiempo en que está uno obligado a responder a una persona superior, ésta lleva el vaso a la boca, se debe esperar a que haya bebido, para continuar la conversación; lo mismo hay que observar, sea quien sea el que beba, y no hablarle nunca mientras bebe.
Presentar a una persona un vaso de vino, del que ya se ha bebido, es algo muy vergonzoso. Brindar por unos y por otros, para obligarles a beber de nuevo, es práctica que huele a taberna y que nunca se hace entre las personas educadas; ni siquiera hay que brindar fácilmente a la salud de unos y de otros, a menos que se esté con los amigos más cercanos y que se haga como señal de amistad o de reconciliación. Los niños, sobre todo, no deben brindar por nadie, a menos que se les ordene.
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Nadie debe brindar por una persona que sea de rango muy superior al suyo, y si alguna vez está permitido hacerlo, no será dirigiéndose directamente a la persona misma, a la salud de la cual se bebe, diciendo por ejemplo: Excelencia, a su salud: sino dirigiéndose a otro, diciendo así: Señor, a la salud de su Excelencia; todavía es más descortés añadir el apellido de la persona de rango, o el nombre de su cargo, hablando con ella misma, o bebiendo a la salud de su mujer, o de alguno de sus parientes, y decir: Excelencia, a la salud de su Señora esposa, su hermana, de su Señor hermano. Hay que nombrar a la mujer por el cargo o el apellido de su marido y a los demás por el apellido, o por algún cargo, si lo tienen, diciendo por ejemplo: A la salud de la Señora Cortés, del Señor Presidente, o Consejero.
El que brinda por otro que está presente, debe inclinarse muy educadamente hacia él; y aquel, a la salud del cual se bebe, debe agradecer el brindis inclinándose tanto como lo pida el rango del que le tributa este honor, y brindar luego por aquel que ha bebido a su salud, inclinándose un poco sin descubrirse.
Si es una persona de rango importante la que bebe a la salud de otra de menos consideración, aquella a quien se dirige debe mantenerse descubierta, inclinándose un poco sobre la mesa, hasta que esta persona haya acabado de beber, y no debe de ningún modo cubrirse a menos que ella se lo ordene; sin embargo esto no debe hacerse si la persona que bebe no es de rango muy superior a la otra.