La comida y la negociación. Comidas de negocios. Negociar en la mesa
En la mesa tenemos que desplegar toda 'nuestra buena educación' para quedar estupendamente con nuestros acompañantes
Hablar de negocios en la mesa
La mesa y charlar, no para comer no para trabajar con papeles y documentos
Una regla importante a tener en cuenta para cualquier comida a la que asistamos es guardar unas ciertas formas, tener buenos modales. Ahora bien, en aquellas en las que se "negocia" algún tipo de operación o acuerdo comercial, son mucho más importantes aún las formas y las buenas maneras. La mesa es un buen momento para recordar que tenemos que desplegar toda "nuestra buena educación" para quedar estupendamente con nuestros acompañantes -clientes-.
Antes de llegar al restaurante
De camino al restaurante es bueno tratar de acercar posiciones, desviando la conversación cuando sea necesario, con pequeñas excusas como fijar la atención en un monumento, o en cualquier otro pequeño detalle. Es bueno tratar de 'dominar' la conversación para llevarle por el 'camino' que más nos interese.
En las comidas de negocios, a diferencia de otros tipos de comida, no se debe ir acompañado, puesto que se van a tratar temas profesionales. Se puede organizar una comida paralela para los acompañantes -como ocurre con las parejas de los políticos, que suelen tener programas alternativos de actividades-.
En el restaurante con nuestros clientes: el orden de los invitados
Una vez que hemos llegado al restaurante, debemos procurar colocar a nuestros invitados de la forma que consideremos más ventajosa para nosotros. Eso sí, sin saltarnos en ningún momento la importancia que cada uno de ellos en función del cargo o jerarquía de la empresa. Es decir, es bueno para el negocio procurar tener cerca a las personas con las que más nos interesa charlar.
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Si entre la dirección de la empresa (tanto la nuestra como la visitante), hay mujeres, deberían sentarse primero a la mesa. No hay que confundir la competencia en los negocios con la mala educación.
Los anfitriones son los encargados de presidir la mesa y, por supuesto, de pagar la cuenta (mejor si no se hace a la vista de nuestros invitados). También suelen ser los encargados de ordenar los aperitivos y las bebidas, si se diera este caso. Se puede pedir al invitado de honor o más importante que elija él mismo el vino que le parezca mejor para la comida.
Durante la comida: atención y conversaciones
Si los invitados fuesen extranjeros, se les puede sorprender con algún plato típico del país. En función del número de comensales que van a comer se puede elegir un menú previamente, o se dejará libre elección a cada comensal -esto puede alargar mucho la duración de la comida cuando son muchas las personas que eligen platos distintos-.
Aunque sea un restaurante, y los camareros estén vigilando, el anfitrión debe estar pendiente de todos los detalles para que no falte de nada. Los estómagos agradecidos y la buena educación, ayudan a hacer buenos negocios.
Por último, si durante la negociación vemos que la cosa no va por buen camino, podemos utilizar la excusa de la comida (ya sea almuerzo o una cena) para hacer un receso indicando (siempre con amabilidad, educación y una amplia sonrisa, si es posible) que durante la comida no se va a hablar de temas negocios. Este "tiempo muerto" servirá como descanso para todos -y nosotros podemos ir pensando en cambiar de estrategia o analizar qué está fallando-.
"Hay que ser prudentes con el consumo de alcohol, no suele ser un buen 'compañero' para hacer negocios en la mesa"
Hay que evitar los silencios prolongados en la mesa, dan sensación de incomodidad (aunque tampoco debemos abusar de la conversación y no dejar comer). Pongamos sobre la mesa algún tema sencillo de conversación que sea de interés para todos. Es importante "abrir" una conversación para evitar un incómodo silencio. Aunque se haya "pactado" no hablar de negocios, si alguien quiere comenzar o comienza a hablar sobre esos temas, mejor que sea el invitado que no el anfitrión.