Susana Díez o José Torres, una cuestión de cortesía
Quién debería haber intervenido en primer lugar ¿Susana Díez o José Torres? Cuestión de protocolo o de cortesía
Susana Díez o José Torres, una cuestión de cortesía
Los Príncipes de Asturias asistieron, el pasado 5 de febrero, a la entrega del Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca, que este año recayó en la figura del escritor mexicano Eduardo Lizalde .
La gran ausente a este acto fue la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz , alegando diferencias protocolarias con el ayuntamiento de Granada.
El Ayuntamiento de Granada incumple el protocolo
La Consejera de Igualdad, Salud y Políticas Sociales, de la Junta de Andalucía , María José Sánchez ha declarado que "el Ayuntamiento ha roto el protocolo establecido para este tipo de actos, con respecto a la máxima autoridad del Gobierno de Andalucía". El concejal de Cultura del ayuntamiento de Granada , Juan García Montero, declarando por su parte que el protocolo "estaba muy claro en estos casos, y que se actuaba por deferencia a Casa Real ".
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Si nos atenemos a lo que dicta el Real Decreto 2099/1983, de 4 de agosto , por el que se aprueba el Ordenamiento General de Precedencia en el Estado, el orden de intervención debería haber sido inverso al orden de precedencia. Si el orden de precedencia en este acto era: S.A.R. el Príncipe de Asturias, la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, y el alcalde de la ciudad, José Torres Hurtado, el orden de intervención debería haber sido el inverso, hablando en último lugar el Príncipe de Asturias.
En el caso de que Susana Díaz hubiera acudido, hubiera intervenido en primer lugar, si el Alcalde de Granada no hubiera cedido "su turno" a la presidenta de la Junta de Andalucía. Si lo hubiera cedido, el orden de intervención hubiera sido Alcalde de Granda, Presidenta de la Junta de Andalucía y Príncipe de Asturias.
Las ausencias políticas por diferencias protocolarias -excusas poco creíbles en muchos casos- ponen de manifiesto rivalidades políticas y personales, así como vanidades fuera de lo común. Un gran ejemplo para todos los ciudadanos.