El protocolo y el respeto debido.
Las personas que conocen bien el protocolo, saben cómo actuar en cada momento.
La cortesía y el saber hacer de Don Manuel Fraga Iribarne.
En cierta ocasión don Juan Carlos Idebía cerrar un acto en Santiago y cuando estaba finalizando su discurso cayó en la cuenta de que, por un error de protocolo, el presidente de la Xunta no había intervenido. El Monarca intentó subsanarlo dándole la palabra, lo que rechazó Manuel Fraga, hombre de Estado, diplomático y experto en relaciones protocolarias, con la frase de que " después del Rey no habla ninguno de sus súbditos ".
No es el único caso de fallos en la aplicación de las reglas en actos oficiales. Jordi Pujollo cuidaba mucho diciendo que " el protocolo es la plástica del poder ". Frase que acuñó cuando detuvieron el coche oficial en el que iba a la entrada de La Moncloapara entrevistarse con Felipe González. Dicen que Pujol reprendió a sus asesores que habían decidido que el vehículo solo llevara la bandera de Cataluña sin la española, como correspondía protocolariamente. Por eso la seguridad detuvo el vehículo e identificó al conductor.
Otro error envió al rector de la USC a la primera fila del aulario Nóvoa Santos en el acto de toma de posesión del nuevo gerente del CHUS. Juan Casares no le quiso dar ninguna trascendencia pero el hecho sí que la tiene. Las instituciones merecen respeto y quienes organizan actos deben ser más diligentes. Para que no ocurran los fallos y, sobre todo, para subsanarlos. Ya lo decía el diplomático Charles Maurice de Talleyrand: " Solo los tontos se burlan del protocolo. Lo hacen porque simplifica su vida ". Es una falta de respeto a la persona y a una institución con más de 500 años de vida.