Fallos de protocolo en la ceremonia de la Boda Real.

Eduard Subirà manifestó que no conviene olvidar que el marco en que se celebró la Boda de Estado es el religioso.

 

Imagen Genérica Protocolo y Etiqueta protocolo.org

Boda real. Errores de protocolo.

El ex jefe de protocolo de la Generalitat de Catalunya y actual responsable de Protocolo del arzobispado de Barcelona, Eduard Subirà, ha criticado, en declaraciones a Europa Press, la falta de "coordinación" del protocolo de la Casa Real con el del Arzobispado de Madrid y con el de las casas reales, así como con la realización de la retransmisión de TVE en el "solemne acto litúrgico" de la celebración de la Boda de Estado del Príncipe Felipe de Borbón con la actual Princesa de Asturias, doña Letizia Ortiz.

Eduard Subirà, que es también profesor de Protocolo de la Universidad de Barcelona, dijo que hacía estas declaraciones "a título personal". Afirmó que se cometieron "errores muy graves", tanto en el aspecto litúrgico como en el civil. La retransmisión de Televisión España, "un desastre", dijo. Estos errores "deslucieron la solemnidad de una Boda de Estado" al faltar una dirección de protocolo que coordinara los distintos actos.

Eduard Subirà manifestó que no conviene olvidar que el marco en que se celebró la Boda de Estado es el religioso, pues "se celebraron dos sacramentos: el del Matrimonio, por una parte, y el de la Eucaristía por otra", en una catedral católica.

Rouco no siguió el ceremonial de los Obispos.

El cardenal Rouco Varela, afirma Eduard Subirà, "no siguió el Ceremonial de los Obispos, aprobado después del Concilio Vasticano II, para los actos donde asiste un Jefe del Estado ("Rei Publica", en latín) que es católico, como el caso del Rey Juan Carlos.

El artículo 82 establece que en este caso el Obispo -es decir el cardenal Rouco en la ceremonia de la Almudena- debe recibir al Jefe del Estado en la puerta de la iglesia o catedral ofreciéndole agua bendita, para que el Rey pueda hacer la señal de la cruz. Posteriormente se inicia una procesión en la que el cardenal debería de haberse puesto a la izquierda del Rey y no a la derecha como ocurrió, con el fin de acompañarle hasta el lugar de su sedil, el cual deberá estar situado --dice el Ceremonial de Obispos-- 'fuera del Presbiterio', porque éste es el lugar reservado a los presbíteros, como dice su nombre".

Pero ya las cosas empezaron mal, aseguró Subirà, cuando las parejas fueron entrando en la Iglesia mal colocadas. "Según el protocolo oficial, la esposa da la derecha al marido, pero aquí no ocurrió así en los casos de Aznar, y, lo que es más preocupante, en el caso del Rey, que entró dando la derecha -debió ser al revés-a su hermana". Pujol entró también con su esposa Marta Ferrusola al revés, y así tantos otros. "Uno se pregunta quién dirigió el protocolo de entrada y de salida de la catedral. Es una cuestión de rango, de autoridades más importantes a menos importantes", añadió.

Otro tanto, señala, ocurrió con la novia. El padre de la novia -según Eduard Subirà- Jesús Ortiz, debía ir a la derecha de la novia y no a la izquierda, porque es ella no es princesa todavía al entrar en la iglesia. Un padre tiene mayor rango protocolario que una hija o un hijo. Después de la ceremonia ya no, porque la hija es Princesa, señaló.

"Y qué decir de la Duquesa de Alba, que entró acompañada de su hijo, exactamente al revés: la Duquesa -que tiene rango superior al hijo- dio la derecha al hijo y es al revés". Y es más: el Príncipe Felipe debería de haberse situado en la salida a la derecha de su esposa, porque es de rango superior, y no fue así.

Lo mismo puede decirse del Rey y la Reina. "¡Salieron del brazo!", exclamó Eduard Subirà, cuando en el protocolo después de una boda se establece que el padre del novio salga con la madre de la novia, es decir que el Rey debió de ir del brazo de Paloma Rocasolano y la Reina con Jesús Ortiz padre de la novia, ya Princesa de Asturias. "En fin, concluyó, que parecía que en aquella Boda de Estado nadie sabía donde tenía la derecha y la izquierda. Yo creo que en una Boda de Estado estas cosas no deberían ocurrir", dijo el profesor de Protocolo.

La Reina y el Príncipe "perfectos".

Así, en las entradas a la catedral de la Almudena, se dieron cosas "desafortunadas" en el protocolo, aunque hubo también cosas acertadas. "Por ejemplo --señala el profesor Subirà-- la Reina y el Príncipe estuvieron perfectos, cada uno estaba a su lado: el Príncipe daba la derecha a su madre ¡porque es la Reina! O sea porque es de categoría superior. También estuvieron en su sitio los reyes de Noruega, de Suecia y de Dinamarca, y la princesa Noor y los príncipes de Holanda y de Bélgica".

La situación de rango a la derecha puede modificarse, señala el experto en Protocolo, cuando el monarca o príncipe lleva sable en su uniforme, que molesta para ir del brazo con la consorte.

También muy bien estuvo la Infanta doña Cristina con Iñaki Urdangarín, pero "no me gustó la corbata verde y el chaleco amarillo del marido de la Infanta doña Elena, Jaime de Marichalar", comentó Subirà.

Para mí, señala Eduard Subirà, "estuvo fatal que la princesa Carolina de Mónaco, que fue sola cuando bien pudo haber estado acompañado de su hermano el príncipe Alberto, dado que su marido..., digamos que no pudo estar". Tampoco estuvo bien el Príncipe de Gales, con un chaqué gris, "porque en España -y estamos en España-en chaqué gris no es de máxima gala" y antes debería de haber consultado el protocolo real.

El problema de los vestidos.

En cuanto a los vestidos, esto es a gusto de cada uno, pero si el vestido de las señoras es corto, señala Eduard Subirà, no se puede ir con vestido largo, como algunas damas. "Lo que fue una burla a mi entender, es el vestido de Agatha Ruiz de la Prada", con los colores de la bandera republicana, en una boda con la monarquía y debajo de la bandera Constitucional", añadió.

Finalmente, Eduard Subirà criticó el hecho de que los dos cardenales que allí estaban, el de Barcelona y el de Sevilla -que estaban por ser los que celebraron la Eucaristía en las bodas de las infantas hermanas del príncipe Felipe, no concelebraran la Eucaristía y "estaban de plantón" prácticamente. Lo mismo que el obispo emérito de Oviedo. La realización televisiva los obvió completamente, como obvió muchas cosas. "Lo que más me disgustó es que la televisión no transmitiera la Sagrada Comunión, con las dos especies, el Pan y el Vino, del Príncipe y su esposa. Se dijo, por parte de TVE, que la Comunión era un acto 'íntimo'. ¡Qué tontería! ¿Más íntimo que el Matrimonio, que las palabras que se dijeron los príncipes, que toda la ceremonia?. ¡Litúrgicamente y espiritualmente es un momento relevante la Sagrada Comunión!".

"Además, en el ritual litúrgico, ¿qué pinta un canónigo dando la paz al Rey...?, en fin que hay muchas cosas que mejorar pero es una pena que un acontecimiento de tal solemnidad no se hubiera aprovechado mejor", concluyó Eduard Subirà.

"La Televisión no estuvo a la altura tampoco de un acto religioso, donde la piedad, el recogimiento, la solemnidad por ser una Boda de Estado, no se supieron plasmar en las imágenes transmitidas", dijo Subirà. Hay numerosos ejemplos de transnmisiones de actos religiosos donde queda patente lo religioso, al tiempo que lo civil. El gran protagonista de la retransmisión, dijo, fue el directro de la orquesta y coro, Luis Cobos, que salió más que el Rey.