En el protocolo de la Familia Real siempre ha primado la naturalidad. Entrevista a don Ángel Pérez
El protocolo parece en auge. ¿Cada vez importan más las formas?
El auge del protocolo y la importancia de las formas
Ángel Pérez: "En el protocolo de la Familia Real siempre ha primado la naturalidad". Tras el nacimiento de la Infanta Doña Leonor, el protocolo vuelve a la actualidad.
El protocolo parece en auge. ¿Cada vez importan más las formas?
Ahora coincide con el nacimiento de Doña Leonor y cada vez que hay un acontecimiento que afecta a la Familia Real se despierta un interés inusitado. Pero, aparte, es cierto que los temas de protocolo cada vez están más en vigor, fundamentalmente porque el sector empresarial está cada vez más cerca del sector institucional y la sociedad, más cerca del poder. Eso hace que el poder intente acercarse a la sociedad con un cambio de sus actos oficiales y que las empresas se preocupen por cómo organizar sus actos, la visita de una autoridad, y por tener, incluso en su estructura de dirección, alguien que sepa organizarlos.
¿Las normas son tan estrictas como parece?, ¿quién las fija?
Muchas veces se confunde protocolo y etiqueta social, lo que antes se conocía por urbanidad. Hay gente que te pregunta si se puede llevar una pamela por la tarde o si hay que pelar los langostinos. No es eso, sino que un técnico de protocolo es un gestor de actos, el que organiza eventos. Es cierto que hay una parte de etiqueta, cómo saludar o vestir, pero es un complemento.
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¿Pero cuál es la fuente de las normas que se aplican?
Hay un Real Decreto de precedencias del Estado, que es nuestro catecismo. Nos basamos en ese decreto, que dice cómo hay que colocar a las autoridades. Pero también hay que respetar la costumbre inveterada del lugar. Si el Real Decreto dice una cosa pero estás en un sitio en el que desde siempre se hace otra, hay que hacer lo que se hace desde siempre, la tradición. Aunque no es una ciencia exacta y tiene mucho de imaginación e improvisación. Hay normas que surgen de una solución que, ante determinado conflicto, se adoptó en un momento. En Aragón pasa con la figura del Justicia, que al principio del Estado de Autonomías era muy difícil de encajar en el protocolo, porque según donde lo pusieras se iba del acto el delegado del Gobierno, el alcalde o el propio Justicia.
Un fallo de protocolo puede llevar a conflictos diplomáticos o, en la empresa, a perder un negocio...
Hay grandes ejemplos. Para empezar, un fallo de protocolo hace que salga en los periódicos, y no el acto al que se buscaba trascendencia. Y si alguien se siente preterido o maltratado en un acto, puede ser causa de un conflicto entre instituciones. En las empresas, una delegación a Japón que al llegar abrace a sus anfitriones puede suponer que todo se tuerza, porque a los japoneses les sienta fatal que les toquen.
¿Ha avanzado el protocolo hacia el reconocimiento universitario?
Aún no es una formación reglada. Hay cursos y títulos de universidades a modo de máster. En el futuro, llegará a ser una carrera, pero hoy por hoy, se aprende desde la práctica.
¿Qué formación espera a Doña Leonor? ¿La recibirá desde pequeña?
No, supongo que al principio se le enseñará cómo actuar en la mesa, ser respetuoso con los mayores..., lo que todos deberíamos enseñar a nuestros hijos. Pero la formación en protocolo tardará, porque en la Familia Real prima desde siempre la naturalidad.
¿Ha evolucionado el protocolo en la Familia Real?
Quizás a suavizarlo. Al principio hubo intentos de crear una corte alrededor de los Reyes, de alejarlos de la sociedad, pero el propio carácter del Rey lo hizo imposible y su manera de actuar hace que sea alguien cercano.
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Por último, ¿cuál sería la regla de oro del protocolo?
Utilizar tres palabras tan fáciles como "por favor", "perdón" y "gracias".