Los modales vuelven a ayudar al éxito social.
Una obra que trate del protocolo en nuestros días, que nos ayude a desenvolvernos con soltura y elegancia en una sociedad dinámica y permeable como la de hoy.
Las maneras, como desmuestra Carmen Losada en un trabajo lleno de anécdotas y referencias históricas, son cosa de «salones», sí, pero todavía más de la vida cotidiana.
Educada en Suiza y Gran Bretaña, antes de pasar por la universidad española, su matrimonio con un diplomático, luego embajador de España, le ha permitido conocer todo tipo de situaciones.
¿Por qué este libro y por qué ahora?. Protocolo moderno y éxito social.
La clave está en el término «moderno» del título. Existen excelentes manuales, pero había, hay, espacio para una obra que trate del protocolo en nuestros días, que nos ayude a desenvolvernos con soltura y elegancia en una sociedad dinámica y permeable como la de hoy. Ese espacio y esos objetivos son los que he querido cubrir con esta obra, que pretende responder a una necesidad social. Por eso, y ante todo, he buscado que sea muy actual.
Hombres, mujeres, jerarquías profesionales... ¿Distinguiría entre ámbito público (laboral) y ámbito privado para comportamientos, modales...
Aunque exista, como es lógico, diferencia entre la forma de comportarnos en público y en privado, es necesario que cuidemos ese saber estar en todas las circunstancias de la vida. Pensemos, por ejemplo, en el vestido. En el libro se dan las pautas precisas sobre la indumentaria en un acto formal, o en una cena de gala; pero también se aconseja cómo vestirse en el trabajo o el hogar, para evitar el desaliño o el descuido. La etiqueta se trata con detalle; pero igualmente la ropa de diario, donde la regla de oro de la elegancia es siempre la naturalidad.
¿Cómo se aborda la globalización desde el protocolo?. ¿Qué aconsejaría a quienes tienen que viajar por negocios a otros países, especialmente de un área cultural diferente?
Dedico un capítulo entero a los viajes. Ortega adelantó que vivimos en la civilización del ocio; y ahí, los viajes ocupan un espacio primordial. En la España de la posguerra, salían al exterior unos miles de personas cada año. Hoy somos muchos millones los que nos desplazamos -por oficio, negocios o placer- a los países extranjeros. Pensando en ese fenómeno, favorecido por la globalización, me he permitido dar una serie de consejos útiles y prácticos sobre cómo viajar -ropas, equipos, comportamientos- en automóvil, barco o avión, basándome en mi experiencia de muchos años.
En esta línea, repasemos el viejo refranero castellano, cuando se ponía en plan Debrett: «a donde fueres, haz lo que vieres». ¿Es todavía un consejo útil?. ¿Hasta qué punto?
Sí, muy útil. Yo cito un viejo adagio «en Roma, compórtate como un romano», y que encierra una gran verdad. Porque, a veces, cuando salimos al exterior llevamos puestas, no sólo nuestras ropas sino nuestras costumbres. Y eso puede causar algún contratiempo desagradable. De ahí que se aconseje conocer y respetar las costumbres y reglas de los países visitados.
«En la mesa y en el juego, la educación se ve luego»... ¿Dónde estarían hoy las piedras de toque del comportamiento social?
En la mesa, desde luego.Le dedico mucho espacio a todos los detalles y a sus porqués, incluso a un aspecto importantísimo, como la conversación... Y no me olvido del juego, como pasatiempo y diversión en reuniones entre amigos. Pero se tocan también otros muchos ámbitos, en el marco de ese buen hacer que debe orientar el comportamiento social en la actualidad. La regla de oro es siempre bien sencilla: respeta tu ciudad, respeta la naturaleza, respeta a los demás.
También recuerdo el optimista refrán «buen porte y buenos modales abren puertas principales...» ¿Sigue siendo verdad?
Creo que estamos empezando a salir de ese bache en que se ha impuesto la basura en el comer, el guiñapo en el vestir y la palabrota en el hablar. Hoy volvemos a pensar que, como usted señala, los buenos modales nos ayudan al éxito social y a hacer más agradable nuestra vida en cosas tan sencillas como agradecer explícitamente una invitación, presentar a la gente... Por otra parte, no se trata de ser rebuscados y no hay nada equivocado en esa «naturalidad» que a veces se demanda, siempre que no sea excusa para otras cosas. Al contrario: elegancia y naturalidad van siempre de la mano.
Tecnología. Suena un móvil.
Dedico mucho espacio a la comunicación (teléfono, correo electrónico...), pero reconozco que los móviles necesitarían un libro. Si estás en un concierto y suena tu móvil, vas a quedar muy mal, claro está; pero tampoco puedes compartir con tu vecino de tren, o de autobús, intimidades y problemas que deben quedar sólo para ti, y si, encima, se alardea de hablar con personas importantes... En una comida no se puede poner sobre la mesa, ni interrumpir una conversación porque suena en el bolso...