Las buenas maneras en la mesa. Edad Medieval. Evolución
Se habla de comportamientos en la mesa, de consejos a la hora tomar una copa e incluso se dan consejos como limpiarse la boca antes de beber
La mesa y las buenas maneras a lo largo de la historia
A lo largo de la historia, las buenas maneras han tenido una importancia, relativa en muchos casos, pero siempre han sido nombradas en múltiples libros y documentos escritos. Se habla de comportamientos en la mesa, de consejos a la hora tomar una copa e incluso se dan consejos como limpiarse la boca antes de beber.
Generalmente estas normas surgían de las clases más altas y pudientes y luego se extendían (o propagaban) entre el resto de clases sociales. En la época medieval estas reglas toman una gran importancia debido al auge de los caballeros como personas nobles y educadas. En los castillos se celebraban grandes banquetes y éstos requerían de unas mínimas reglas tanto para su organización como para el comportamiento durante su celebración.
Las reglas del decoro, de la urbanidad, de las buenas maneras o de la disciplina pedagógica se multiplican entonces como si hiciera falta, a través de éstas, sujetar los malos comportamientos del pueblo, que ejerce de forma tosca y ruda sus relaciones sociales con el resto de personas.
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La mesa: su decoración y los elementos que se ponían en ellas
Las mesas eran, por regla general, caballetes de madera sobre las que se ponía una gruesa tabla de madera, que luego se cubrían con telas de calidad a modo de mantel. El mantel no era un elemento primordial en muchas mesas, por lo que podíamos encontrar gran cantidad de banquetes en los que los cuencos, copas, jarras, etc. se disponían directamente sobre la mesa. Los manteles solamente se solían colocar en las casas de mayor categoría.
Lo que predominaba en todas las mesas eran los cuencos en los que se servían los alimentos líquidos y pastosos. Luego había unos platos, que podían ser de madera, cerámica o metal, en los que se servían el resto de viandas que solían consistir en asados y guarniciones.
Como cubiertos solamente se daban unos cucharones para que el comensal pudiera tomar los líquidos y los alimentos pastosos, pero el cuchillo, debía ponerlo él. Cada cual utilizaba su propio cuchillo (al igual que algunas personas mayores, en los pueblos, aún utilizan su navaja para cortar un trozo de pan o de embutido). El cuchillo era el elemento personal de cada cual, y por ello no se ponían en la mesa sino que se dejaba que cada cual utilizase el suyo.
Las copas solían ser de metal, y algunas hasta poseían algún tipo de incrustación con alguna piedra preciosa. Se solían poner jarras, de las que en muchos casos, se bebían directamente. Estas jarras solían disponerse, una por cada dos o tres comensales.
Resumiendo, la mesa en aquella época, no tenía una gran cantidad de elementos que colocar sobre ella a la hora de poner una mesa. Con el tiempo la cantidad de elementos a disponer iría aumentando. Por, ejemplo con el tenedor (consultar la historia del tenedor) y posteriormente con el cuchillo (consultar historia del cuchillo).
El incremento de banquetes y encuentros sociales, no solo en torno a la mesa, sino en torno a otros actos (como reuniones de Estado, encuentros de caballeros en justas, etcétera) hacen que aparezcan los primeros manuales sobre como comportarse y empiezan a encontrarse muchas referencias sobre las buenas costumbres en muchos documentos.
Consejos para comportarse en la mesa
A modo de ejemplo, podemos ver alguno de los consejos que se daban en estas cuestiones por aquella época:
- Hay que tener cuidado con el vestido o traje de nuestros compañeros de mesa, y con el nuestro propio.
- No se escarba en las bandejas de comida buscando la mejor porción o pieza. Debe tomarse la primera que se encuentre disponible para servir en el orden de colocación de las porciones en la bandeja.
- No se devuelve comida del plato a la bandeja. Se deja en el plato todo lo que no se coma.
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- No se deben limpiar las manos al mantel o cualquier otra tela de la mesa o vestido. Se debe hacer con el trozo de tela que nos pongan (servilleta) o bien lavándonos las manos en el lugar adecuado para ello.
- Es aconsejable limpiarse bien las manos y los labios antes de tomar la copa o la jarra para beber. Lo mismo después de hacerlo, sería correcto.
- Hay que permanecer con la boca cerrada mientras se mastica y se tiene comida en la boca. Tampoco se debe beber con la boca llena.
- Los cubiertos son para uso en la mesa, no para la higiene personal. Por lo tanto no se debe utilizar el cuchillo para rascarse los dientes o las uñas, por ejemplo.
- No se toma comida del plato de ningún otro comensal que no seamos nosotros, ni tampoco se pasa comida al plato de otro comensal.
La base de estas normas de comportamiento, con pequeñas variaciones, es de total aplicación en la actualidad. De hecho muchas de ellas deberían ser recuperadas para aplicar en nuestros días, ya que las tenemos un poco olvidadas.
Estos códigos y referencias a las buenas maneras, han hecho que a lo largo de la historia se vayan dejando atrás formas de comportarse rudas, toscas y groseras; en algunos casos, podemos decir, que hasta desagradables.
Ya en esta época Medieval se distinguían los eventos más importantes, no solamente por la cantidad y calidad de sus alimentos y bebidas, sino por la suntuosidad o no con que eran ofrecidos y presentados en la mesa. Las mesas mejor dispuestas siempre eran las que causaban mejor impresión a sus invitados.
Por ello, este afán por destacar y quedar mejor que otros a la hora de organizar un buen banquete dieron lugar a una rápida propagación de los buenos modales en esta época y una rápida evolución de los mismos.
Un buen ejemplo es el manual de buenas maneras de Baldassare Castiglione, "Il libro del cortigiano" (editado en 1528), aunque este manual es algo posterior al Medievo, entrando de lleno en la época Renacentista. Otro ejemplo de ello es el libro "Menanger" editado en París, que habla sobre las buenas maneras en distintos ámbitos y ocasiones. Este libro, escrito por el año 1300, aproximadamente, relata situaciones y da consejos. En una de ellas, indica a la mujer como debe comportarse, como debe tener la casa y como debe poner la mesa, entro otras cosas.
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Si quiere ampliar conocimientos sobre el tema:
- Aznar Vallejo, E. "Vivir en la Edad Media", Madrid 1999.
- La vida cotidiana en la Edad Media. VIII semana de Estudios Medievales. Instituto de estudios riojanos 1998.Logroño 1998.
- Giordano, Oronzo. Higiene y buenas maneras en la Alta Edad Media, Madrid 2001.
- Gómez Nieto Leonor.: "Ritos funerarios en el Madrid Medieval". Madrid 1991.