El comportamiento correcto en la mesa. Urbanidad en verso
La mesa deja ver nuestra educación y nuestras carencias en materia de buenos modales. Una invitación a comer es un 'examen' sobre los buenos modales
El comportamiento correcto en la mesa
Al ser llamado a la mesa
el caballero discreto
las personas de respeto
deja primero sentar;
y a las mismas en ponerse
la servilleta o servirse,
comer, beber o salirse
no se le ve anticipar.
Cuando se halle convidado
con una dama el urbano
deberá darle la mano
hasta a la mesa llegar.
Al dueño hacer corresponde
los honores de la mesa;
solo quien tenga destreza
ha de ponerse a trinchar.
En la comida y la cena
antes no tomes bocado,
el sustento preparado
no omitas el bendecir;
y en habiendo concluido
este acto, a la Providencia
que te da la subsistencia
gracias le debes rendir.
No soples ni huelas las viandas,
no te atragantes comiendo,
ni el cubierto con estruendo
en el plato hagas sonar;
de fijar has de abstenerte
la vista de hito en hito,
en un manjar exquisito
o a los que comen notar.
El comer a dos carrillos
y hablar con la boca llena
son defectos que condena
severa la urbanidad.
Apoyar manos y codos
en la mesa es muy grosero;
y evitarás con esmero
algo asqueroso nombrar.
No desprecies plato alguno,
ni pidas lo más sabroso;
pasarás por un goloso
si comieres con afán;
se limpio, jovial y sobrio,
que en la mesa y en el juego
la educación se ve luego
conforme dice el refrán.
Con la servilleta el labio
siempre que beber quisieres,
o que bebido ya hubieres
no te olvides de limpiar;
llenar no debes el vaso,
ni apurarlo con ruido
y en habiendo concluido
guárdate de resoplar.
Si te sirve una persona
que está contigo en la mesa,
si te alarga una fineza
o brinda por tu salud,
al favor que has recibido
corresponde finamente,
y al otorgante haz presente
cuán viva es tu gratitud.