El comportamiento en el colegio o escuela, en verso

Él te enseña la virtud, el forma tu corazón,y le debes atención el respeto y gratitud

Nuevo Manual de Urbanidad y Buenas Maneras, escrito en verso para la infancia. París, 1.880

 

Urbanidad en verso. Urbanidad y buenos modales en verso foto base ottlukas14 - Pixabay

Los niños: los buenos modales y las reglas de cortesía en el colegio o escuela

Aquella urbanidad

Dócil, amable, estudioso,

en el colegio has de estar,

y al maestro has de mirar

como a un padre cariñoso.

 

Él te enseña la virtud,

el forma tu corazón,

y le debes atención

el respeto y gratitud.

Él te descubre la ciencia,

él te da, mientras te guía,

por recta y segura vía

el pan de la inteligencia.

 

Él, de la vida en la lucha,

armas y escudo te ofrece,

sus preceptos obedece

y sus consejos escucha.

 

Se en la escuela siempre afable

y sumiso y obediente,

y observa constantemente

una conducta intachable.

 

Son tus deberes primeros

mostrarle a tu preceptor

respeto filial y amor

y afecto a tus compañeros.

 

Es el colegio, hijo mío,

del bien y de las ciencias templo;

no le ultrajes, dando ejemplo

de vergonzoso extravío.

 

Ni voces desaforadas,

ni gritos debes dar,

ni el silencio has de turbar

con ruidosas carcajadas.

 

Estudiando tu lección

con decorosa inquietud,

muestra siempre en tu actitud

respeto y moderación.

 

No ames el ocio y vagancia,

porque amarlos es torpeza;

niño que siembra pereza

solo cosecha ignorancia.

 

Ve tus libros cuidadoso,

pues tal vez por tu provecho

tus pobres padres han hecho

un sacrificio costoso.

 

No ensucies estrafalario,

la mesa o pared con tinta;

niño que paredes pinta,

se parece un presidiario.

 

No estés el papel doblando,

con torpes maneras rudas;

nunca la pluma sacudas

el pavimento manchando.

 

Cuando el maestro esté ausente,

no debes charla inquieto;

guarda decoro y respeto

cual si estuviera presente.

 

Si a otro niño reprendiere

no te muestres complacido,

ni grites enfurecido

si castigo te impusiere.

 

Del maestro no murmures,

ni abuses de su bondad,

ni te burles de su edad,

ni sus defectos censures.

 

Lo que alguno te confiare,

conserva siempre secreto;

nunca cuentes indiscreto

lo que en tu casa pasare.

 

Si alcanza el premio otro niño,

no debes aborrecerle,

como a hermano debes verle

lleno siempre de cariño.

Que tu conduzca merezca,

alabanzas y atenciones,

y en tu porte y tus acciones

noble bondad resplandezca.

 

Al alejarte, hijo mío,

no hagas insufrible estruendo,

ni salgas nunca corriendo

como caballo bravío.