Carta recomendando un pleito a un ministro jubilado.

Carta recomendando un pleito a un ministro jubilado de la audiencia de Zaragoza.

Novísimo manual epistolar o colección completa de cartas familiares y de comercio.

 

Imagen Genérica Protocolo y Etiqueta protocolo.org

Carta recomendando un pleito a un ministro jubilado.

Muy Iltre. Sr. D. Domingo de la Calzada.

Zaragoza.

Muy señor mío y estimado señor:

Casi la pluma se resiste a prestarme apoyo para dirigirme a una persona tan elevada como lo es V.S., cuando me considero tan inferior con respecto a la categoría que disfruta, pero una consideración muy lisonjera para mí, me ha decidido a emprender una tarea que sin ella no me hubiera sido dable poner en obra.

Recuerdo muy bien las palabras casi tiernas que al prestar mi último homenaje a V.S. en el momento de su despido me dirigió: "Honrado Ramón, con diez años que habéis estado bajo mis órdenes, he tenido ocasión de conocer vuestra bondad; como a súbdito os habéis portado con una docilidad y obediencia sin igual; como a hombre me habéis demostrado un cariño que nunca podré olvidar; parto para Zaragoza y allí tendréis un amigo en cuanto se os ofrezca". ¡Qué consoladoras fueron para mí estas palabras pronunciadas por V.S. cuando con ellas veía premiados mis desvelos con que había procurado siempre complacerle! Señor, no se han borrado aun de mi memoria.

El motivo, pues, por el que aprovecho los inmerecidos favores de V.S., es un pleito que tengo pendiente en esa audiencia contra unos ricos señores de esa misma provincia, personas de bastante categoría y gran favor, cuyos señores me consta positivamente que han removido cielo y tierra para alcanzar un fallo favorable. Yo, persona humilde y aislado de relaciones, no puedo presentarme a la palestra con tan buenas armas como mis contrarios, y por eso es que me ha parecido prudente dirigirme a la ilustración de V.S. pidiéndole con el mayor respeto se digne interesarse por mí con los Iltres. SS. de esa Audiencia, invocando en mi apoyo solo la justicia.

Señor, soy un infeliz, no tengo otro protector en este asunto que V.S.; si se sirve dispensarme este grande obsequio, obsequio que no dudo tributará al honrado Ramón, como V.S. le llamó; y que quedará grabado en mi corazón de una manera indeleble.

Entretanto rogaré ai Todopoderoso para que conserve su salud y le dispense los favores de que V.S. se ha hecho merecedor.

Su más atento y fiel servidor. Q.S.M.B.:

Ramón N.

Jaén 15 de julio de 185..