¿Cómo atajar las discusiones o riñas en una fiesta?
Los anfitriones, en ocasiones, tienen que actuar como mediadores o diplomáticos con sus invitados si surgen situaciones incómodas o violentas
No todo es siempre alegría en una reunión, y el alcohol muchas veces hace estragos. Unas copas de más, un conversación que deriva en discusión y las "verdades" salen a flote
¿Qué hay que hacer para sobrellevar lo mejor posible estos momentos tan poco gratos?
Un buen anfitrión debe ser capaz de 'adivinar' este tipo de situaciones antes de que se produzcan y cortarlas lo antes posible. Se empieza con una broma y acaba con una bronca. Y si media el alcohol por el medio, es más difícil razonar y reconducir la situación.
Las broncas o discusiones en una fiesta, cuando toman un cariz más violento o agresivo deben ser cortadas de raíz. Aún a riesgo de que alguno de los invitados se enfade con el anfitrión o con otros invitados.
Una tranquila conversación durante una fiesta o durante un almuerzo o cena, no pude ni debe derivar en una batalla dialéctica subida de tono y, ni que decir tiene, que mucho menos llegar al contacto físico. Ni los gritos, ni los insultos ni cualquier falta de respeto puede ser tolerada bajo ningún concepto. De la agresión física, ni hablamos porque eso es causa de expulsión inmediata de la casa o recinto donde nos encontremos.
Es mejor que te vayas de la fiesta o reunión
Si vemos, como anfitriones, que no podemos con la situación es correcto pedir la ayuda de algún buen amigo que nos eche un cable para calmar la situación. Si la cosa se pone más grave o tensa, es posible que tengamos que pedir a alguno de los participantes en esa "bronca" que se vaya. Es duro pero es mejor cortar de raíz este tipo de comportamientos que ponen en un aprieto y en un serio compromiso, tanto al anfitrión como a sus invitados.
Aunque lo habitual es no invitar a personas que tienen una enemistad manifiesta entre ellas, no siempre es posible hacerlo, o no siempre se conoce esta enemistad o rivalidad. Si nos damos cuenta o nos informan de este hecho habrá que tratar de mantener alejadas a las personas que han tenido algún tipo de roce o discusión.
Resumiendo, un buen anfitrión debe ser un auténtico embajador de los buenos modales y el saber estar. Aunque, en ocasiones, las situaciones sean un poco más complicadas o desagradables de lo previsto.