Etiqueta del camarero. Atención al público y profesionalidad
Un camarero profesional que sabe hacer bien su trabajo sabe tratar a todos los clientes de forma correcta y educada
El camarero profesional. Buena atención al cliente
Un buen camarero (según le define en el diccionario de la R.A.E. -Real Academia Española- es una persona que sirve en los hoteles, bares, cafeterías u otros establecimientos análogos, y también en los barcos de pasajeros) siempre está pendiente de los clientes.
Cualquier petición por parte del cliente debe ser atendida a tiempo y de forma educada. Si no pierde de vista la mesa puede intuir o prever las posibles necesidades de los clientes sentados a la misma (puede ver que se termina el vino, que se cae un cubierto al suelo, que se termina el pan, etcétera).
Un camarero educado y profesional nunca debe tratar a los clientes de tú -tutear-, incluso aunque sean conocidos o clientes habituales, salvo algunas excepciones. De la misma manera, tampoco el cliente debería tutear al camarero (eso lo veremos en otros artículos en los que se hable sobre los clientes de un establecimiento de hostelería).
En el caso de que el camarero no esté muy atento a una determinada mesa puede ser avisado por el cliente levantando la mano, pero no se le llama a voces, con golpes en la mesa o en cualquier otro elemento de la mesa (haciendo ruido con el vaso, el plato, etcétera) o bien dando palmadas, o saliendo de nuestra mesa en busca de un camarero.
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Si lo que deseamos es pedir la cuenta, se puede hacer un pequeño gesto de firma o escritura sobre la mano, que será interpretado por el camarero para preparar y llevar la cuenta a la mesa. El camarero siempre debe presentar la cuenta a la persona que se la ha pedido -sea hombre o mujer-, salvo que le hagan cualquier otro tipo de indicación previa al respecto. Por tradición, aunque ha cambiado mucho en los últimos tiempos, si hay una pareja, se suele presentar la cuenta al caballero.
En el caso de tener algún tipo de problema con el cliente, que el propio camarero no puede solucionar o que se le va de las manos, debe solicitar la presencia del jefe de sala, de un superior o del propio dueño del negocio. No es correcto que un camarero se "enzarce" en una discusión y mucho menos llegar a las manos (una pelea).
Al camarero se le puede hacer alguna protesta o reclamación, pero no se le puede gritar, reñir o poner en cualquier tipo de aprieto o situación embarazosa. Hay hojas de reclamaciones para ello, pero no se puede encarar con el personal del establecimiento, bajo ningún concepto. El camarero, si es un buen profesional, deberá saber cómo guardar la calma y no perder los nervios ante este tipo de situaciones. Aunque el cliente siempre tiene la razón, todo tiene un límite.
Resumiendo, un camarero profesional debe saber hacer bien su trabajo, por qué lado servir y retirar la comida, la bebida, etcétera. Debe saber respetar el ritmo de los clientes a la hora de comer. Debe saber afrontar los imprevistos, saber hacer sugerencias, saber informar y saber comportarse delante de los clientes.
El éxito de un establecimiento no solo depende de la calidad de sus productos y sus elaboraciones, sino también del comportamiento y profesionalidad de su personal.
La formación del personal es uno de los puntos fuertes de los mejores establecimientos. El trato al cliente puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso.