Ceremonial y Protocolo. Buena educación de la gente

La gente de Córdoba es delicada en su comportamiento, tiene buenas maneras y muestra educación

 

Buenos modales cordobeses. Buenos modales cordobeses protocolo.org - foto base FP Pro

Los buenos modales de los cordobeses

Preguntas realizadas a la capacitadora en Ceremonial Social y Diplomático Luisa Goyena Soares y al especialista en Ceremonial y Protocolo, Profesor Ricardo Martínez.

"Los cordobeses tienen buena educación" .

"La gente de Córdoba es delicada en su comportamiento, tiene buenas maneras y muestra educación; característica que no conserva, por ejemplo, la gente de las grandes capitales", explicó a LA MAÑANA Luisa Goyena Soares, capacitadora en Ceremonial Social y Diplomático.

Al realizar una evaluación del comportamiento social de los cordobeses, consideró que los ciudadanos mantienen vigente el "provincialismo" al actuar, una característica que los ayuda a conservar las buenas costumbres.

"Las grandes distancias que existen en las grandes ciudades han hecho que la familia esté perdiendo esa costumbre de sentarse a la mesa, un lugar donde se discute, se enseña, pero también se aprende", sostuvo la mujer para quien "las menores distancias ayudan a mantener la tertulia de la mesa, que es la ocasión de encuentro más importante del día".

Por su parte, el especialista en Ceremonial y Protocolo, Ricardo Martínez, manifestó que "hemos notado que la gente en Córdoba es particularmente cortés y cálida, rápidamente rompe el hielo y comienza a tutear". Para el referente, "el comportamiento civil, es decir la interacción en los espacios públicos, es agradable y fluido".

Martínez sostuvo que, en general, las excepciones provienen de parte de "personas agobiadas por la crisis, que transmiten su malhumor agrediendo socialmente a los demás; y a los que con tacto, simpatía y cortesía debe ayudarse a comprender su error y a reconciliarse consigo mismos".

El concepto de 'otredad'

En defensa de su propuesta de capacitación, Martínez hizo referencia al concepto kantiano de "otredad". Se trata de encontrarse con el otro, "de saber que somos completos cuando nos identificamos con nuestros semejantes y que el secreto no es llegar primero abriéndose camino a los codazos y empujones en la vereda y en la vida".

De hecho, a través de los cursos que ambos proponen, hacen referencia a la necesidad de que las personas deben respetarse primero a sí mismas para después respetar al otro.

Tanto Goyena Soares como Martínez apuntan a una capacitación personalizada, en la que la primera fase será adecuar el tipo de conocimiento a las características propias del alumno y su entorno.

La gente joven

Para los especialistas, la informalidad con la que se manejan los jóvenes es cada vez más aceptada en los diferentes niveles. "Tanto los padres como los educadores dan lugar a la falta de disciplina en todos los aspectos", dijo Goyena Soares. Y uno de los ejemplos que puso para ello fue "el calor del verano, una excusa que les sirve para aceptar que se vistan mal".

Al respecto, Martínez agregó: "pareciera que, en ciertos aspectos, les da vergüenza actuar bien y eso es lo que termina llevando a menos las reglas de la etiqueta".

Para justificar la importancia del conocimiento adquirido, Martínez se refirió a que "la capacitación permite a empresarios y autoridades contar con herramientas comunicaciones de las más poderosas". Incluso, "es frecuente que los profesionales no manejen ese tipo de herramientas de marketing y ello se pone en evidencia en determinadas circunstancias".

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Comportarse en la mesa

Dos cosas fundamentales que dos personas debieran saber son: vestirse y comer. "Para ello hay códigos no escritos, sino que se trata de alcanzar un conocimiento cultural profundo en el que la logística simboliza", explicó Martínez.

En la propuesta que ambos intentan transmitir a "la gente de a pie" (gente común) diferencian el comportamiento correcto de "aquel que se copia de otras personas que quiebran las reglas y marcan pautas, pero que termina siendo lamentable", consignó Goyena Soares. La consigna es que "los buenos modales son indicadores de la salud de una sociedad".