¡Dios mío! Un percance en la mesa
La cuestión no es buscar culpables, sino saber responder de forma adecuada, educada y a tiempo
Pequeños "accidentes" en la mesa
Un percance en la mesa. ¡Qué no cunda el pánico!
Una cosa es hacer un buen plan, unos buenos preparativos... pero las cosas no siempre salen como se habían planeado. Si por alguna razón algo falla en la cocina o en la mesa, no dude en reconocer su culpa y pedir disculpas, sin buscar alguien sobre el que recaiga la responsabilidad. La cuestión no es buscar culpables, sino saber responder de forma adecuada, educada y a tiempo.
1. Un plato, salado, poco hecho, un poco quemado, soso, etc. Cualquier percance que le ocurra a su comida, y que por un error, haya llegado a la mesa debe contar con su correspondiente disculpa. No hay que abundar en explicaciones, para no agrandar el error. Simplemente un cambio y una disculpa serán suficiente.
2. Una pieza de la cristalería (vaso o copa) sucio, resquebrajado o con alguna falta. Si al poner la mesa se le ha "colado" un vaso o una copa con alguna falta o desperfecto, retírelo de inmediato para reemplazarlo por otro y pida disculpas por el error.
3. Un elemento de la vajilla (plato, salsera, etc.) roto, saltado o sucio. Aunque hay que tener mucho cuidado cuando se pone la mesa, siempre se escapa algo a su cuidado, o incluso puede ocurrir que el "daño" se haya hecho con posterioridad a su puesta en la mesa (puede haberse tropezado con él y saltado, puede haberse manchado con algo posteriormente, etc.). Se cambia, se pide disculpas y listo.
4. Si alguna pieza de la cubertería tiene algún defecto, mancha o no se encuentra en las condiciones adecuadas para su utilización debe cambiarla por otra en buen estado. Suele ocurrir, sobre todo cuando se utilizan cuberterías de uso poco habitual, que pueden tener alguna mancha debido al tiempo que ha permanecido sin ser utilizada, o bien, si son de plata, se pueden haber puesto un poco oscuras. Hay que tratar de limpiarlas lo mejor posible para evitar estos fallos en la mesa.
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5. Cuando la servilleta tiene alguna mancha, o se ha descosido o cualquier otro pequeño defecto. Debe cambiarla de inmediato por otra en buen estado, y pedir disculpas por ese pequeño error.
6. Se ha derramado una salsa, se ha caído algo de comida en el mantel o sobre un invitado, o en suelo, y otros percances con la comida. Hay que tratar de solventar cualquier problema de este tipo con la mayor naturalidad posible, sin hacer aspavientos o llamar la atención del resto de los invitados. Cuanto mayor sea el escándalo o importancia que dé a unos de estos percances, mayor será la repercusión del mismo entre sus invitados.
7. Roturas y otros percances. Si un invitado o los propios anfitriones rompen una copa, un plato, una fuente o lo que sea no hay que darle mayor importancia y preguntar a la persona si se encuentra bien -se puede haber cortado o manchado-. Lo importante es que no le pase nada a nadie. Lo material siempre tiene mejor arreglo. No se deben perder los nervios y actuar con toda naturalidad. Se recoge todo y aquí no ha pasado nada. Si el invitado se ofrece a pagar los desperfectos o cualquier otro tipo de "arreglo" se debe hacer en privado -no delante de todos los invitados- y una vez finalizada la comida.
Cualquiera que sea el contratiempo que pueda darse en la mesa hay que saber tratarlo con toda la serenidad y tranquilidad que pueda. En este tipo de situaciones es donde se conoce, en la mayor parte de las ocasiones, a los buenos anfitriones y los que tienen una amplia experiencia en recibir invitados. También los invitados deben saber comportarse y no darle importancia a este tipo de percances o situaciones comprometidas tanto para ellos -invitados- como para los anfitriones.