La educación no es una moda pasajera, y menos en la mesa.

La cortesía debe ser un ejercicio a realizar por todo el mundo esté donde esté.

 

Mesa. Mesa elegante puesta. carbonNYC

Los buenos modales en la mesa son para todo el mundo.

La mesa es uno de los lugares más habituales donde es posible demostrar si se tiene una buena educación. Los buenos modales son un pilar básico en la formación de cualquier persona sin que haya ningún tipo de distinción. Da lo mismo el estatus económico, los estudios realizados, las creencias, o la posición que tenga una persona.

Ser educado y correcto en la mesa debe ser un ejercicio a realizar por todo el mundo esté donde esté -siempre atendiendo a las posibles particularidades de cada país-. Es bueno para uno mismo y para los demás. Hay que practicar la cortesía de una manera cotidiana y no solo en la mesa. Los buenos modales son una tarjeta de visita que debe llevar todo el mundo cuando sale de casa.

La hora de la comida, sea del tipo que sea, pone a prueba los conocimientos de una persona sobre las más elementales normas de educación.

Antes de sentarse a la mesa, debe ayudar a sus compañeros de mesa a facilitarles su asiento, dejando espacio, acercando su silla y con cualquier otra maniobra que facilite su incorporación a la mesa.

Sentado a la mesa, deberá retirar la servilleta y extenderla sobre su regazo. Los cubiertos debe dejarlos en su sitio hasta que le traigan la comida.

En cuanto a los alimentos, no debe introducir en su boca porciones muy grandes que le hagan abultar de una forma exagerada los carrillos; tampoco debe tomar los alimentos demasiado calientes que le hagan realizar gestos raros e incluso decir o hacer algo inadecuado -como escupir comida de la boca-.

Las manos nunca se meten en el plato por ninguna razón, para eso tiene los cubiertos -como mucho se pueden acercar para tomar un alimento que se toma con la mano-. Por lo tanto no se le ocurra rebañar el plato con un trocito de pan. Tampoco los dedos se llevan a la boca, y mucho menos debe chuparse los dedos. Para eso tiene la servilleta.

Las tareas de higiene personal se hacen en el baño -maquillarse, hurgarse en los nariz o los oídos, etc.-. Nada de utilizar la servilleta para quitarse una mancha o limpiarse el sudor, utilizar el tenedor para sacarse algo de entre los dientes, utilizar el bajo plato de metal como espejo y otras acciones similares.

No se cambia comida entre los platos, bebida entre los vasos ni se utilizan los cubiertos de otra persona. Tampoco se utilizan los cubiertos o copas de otras personas. Si quiere un cubierto o una copa debe pedirlo. Y si cae al suelo, tampoco debe utilizar ese cubierto o debe tratar de limpiarlo con la servilleta.

Cuando le solicitan algo debe darlo sin pasar el brazo por delante del cuerpo de esta persona o de cualquier otra. Si no alcanza deberá pasarlo por medio de la persona que esté en el medio. Tampoco debe pasarse un cubierto u otro utensilio agarrándolo por el lado utilizado para comer, que hace contacto con los alimentos,. Hay que tratar de agarrarlo por su mitad para entregarlo por el mango.

Las copas se toman por el tallo y los cubiertos por el mango. Las copas no se llenan hasta los bordes, se llenan dependiendo del tipo de bebida, en una parte proporcional al tamaño de la copa. En el caso de los vinos, un tercio de su capacidad es más que suficiente. En el caso de agua, zumos y refrescos, pueden llenarse las copas hasta dos tercios de su capacidad.

Si le solicitan un salero, una vinagrera, una aceitera, etc. no se sirva primero y luego lo pase. Debe pasarlo al momento que se le solicita y esperar si usted aún no lo ha utilizado. Si desea sazonar un plato no debe agitar el salero sino que debe darle unos golpecitos sobre la base. Y si no hay salero, cosa extraña, pero tienen algún tipo de cuenco o platito con la sal, no debe tomarla con los dedos, sino con la punta de su cuchillo, si está limpio.

Al terminar de comer, los cubiertos nunca vuelven al mantel, sino que deben reposar en el plato -en paralelo en la posición de las cuatro y veinte-. La servilleta, lo mismo, aunque haya autores que indiquen la silla como el lugar ideal para dejar la servilleta. Es correcto esperar a que terminen de comer sus compañeros de mesa para levantarse de la mesa. No es muy correcto levantarse de la mesa mientras otros comensales terminan de comer -el postre u otro alimento-.