Los buenos modales perdidos

Ahora es muy fácil oír el tuteo entre gente de edades muy diferentes

Diario de Yucatán

 

Buenos modales. Cortesía. Buenos modales foto base benniaotang - Pixabay

Las buenas maneras y el cambio de comportamiento en la sociedad

Actualmente, pero ya desde hace algunos años, el contacto verbal con otras personas ha cambiado. Producto quizá de películas, telenovelas o "modernidad" en las formas del trato interpersonal en relación con lo que era hace 30 ó 40 años.

Ahora es muy fácil oír el "tuteo" entre gente que difiere mucho en edad y situación. Se ha dejado de usar el lenguaje respetuoso que se debe a quienes peinan canas de parte de los más jóvenes e inclusive los saludos o las despedidas ya son de "onda", por ejemplo: "Hola güey", "¿Queee?, ya estás nice", "Ai nos chateamos", etcétera, y en otros casos el uso del lenguaje representa la mediocridad de la formación integral y de la decadente educación intrafamiliar.

El comportamiento juvenil, y de algunos ya no tan jóvenes, ha cambiado radicalmente por los excesos en el trato confianzudo de muchos que no tuvieron la dicha de una buena enseñanza. Es frecuente que reciban a cualquiera con: "Oye amigo, qué onda" o "Qué pasa, ¿se te perdió algo?", cuando no con palabras impublicables.

La educación comienza en casa

Indudablemente el cambio de formas y de maneras se debe dar y se ha dado de acuerdo con la época; sin embargo, me parece (y ésta sólo es mi personal opinión) que el respeto y observar buenos modales es indispensable y demuestra la valía y el índice de buenas maneras que se ha recibido.

Influye bastante el ambiente en el que se creció y el grado de sensibilidad y autoridad que una persona desde joven recibe en el hogar y después en la escuela durante la formación inicial.

No es posible, con bases firmes y buenas, renunciar a un trato amable y respetuoso a quien así lo merece; para empezar, en el caso de alguien a quien no se le conoce y mucho más debe ser cuando ya existe la confianza y la amistad.

Nunca propondré la seriedad como una constante debida, pues no hay nada más importante que la alegría, el buen humor y la cordialidad en el trato a los demás. Una agradable sonrisa y un buen estado de ánimo que contagien el dinamismo de una vida completa es la mejor tarjeta de presentación de cualquiera.

En nuestra Mérida aún tenemos un alto índice de gente que reconoce y practica las elementales reglas de la buena conducta. Pero de fuera nos llegan corrientes extrañas y de idiomas diferentes al nuestro que, lamentablemente, nuestros jóvenes adoptan sin restricción y pronto caen en el trato a otros, que bien puede llegar a ser grosero en ciertas ocasiones.

Nada mejor que dejar bien claro que la comunicación y la interconexión entre personas de bien debe ser en la justa medida de la corrección y de los adecuados gestos de respeto a nuestros interlocutores, como siempre ha sido en nuestra ciudad. ¿Usted qué piensa, "brother"?