Deberes entre la persona que exige un servicio, y aquella a quien se exige.
Deberes respectivos entre la persona que exige un servicio, y aquella a quien se exige.
De los deberes respectivos.
Entre la persona que exige un servicio, y aquella a quien se exige.
El hombre delicado cuando se ve obligado a solicitar el favor de otro, se dirige siempre a sus amigos mas íntimos.
Las exigencias indiscretas no son propias de gentes bien educadas, y nunca nos propasaremos a pedir lo que ha de costar un sacrificio a la persona a quien se pide.
Justo es agradecer y demostrar su agradecimiento a los que se incomodan por complacernos.
A la persona a quien recientemente se ha hecho un servicio no se le puede exigir otro sin faltar a la delicadeza.
La que está en el caso de acceder a nuestra petición y nos sirva, lo hará con tal delicadeza que parezca cumplir un deber, o se excusará con razones sólidas, mostrando su imposibilidad de satisfacernos.
El que encarece y echa en cara un servicio, libra del agradecimiento a quien lo recibe, y muestra que es muy poco amable y delicado.
Nada hay más innoble que hacer un servicio por el interés de verlo recompensado, ni nada más grosero que abusar de la posición de aquel a quien se ha obligado.