El espíritu de la contradicción.
Si no os es dado libertaros de la conversación de semejantes gentes, abandonadles.
Del espíritu de la contradicción.
Cuando vuestra mala estrella os reúna con uno de estos tales, no propongáis conversación alguna; cededles, porque aunque tengáis toda la lógica de Condillac reunida a la elocuencia e imaginación de Chateaubriand, no sería el triunfo vuestro.
Son hombres cuya felicidad consiste en ser opuestos a los otros, a pesar de la razón y la evidencia, y muy frecuentemente aun de sus propias opiniones.
He conocido el molde, por decirlo así, de esta necia clase de gentes. Si sacaba yo el reloj, a juicio de él, estaba algunos minutos atrasado o adelantado, porque él lo tiene arreglado por la mejor meridiana de la Corte. Si hablaba de una noticia anunciada en un periódico, era falsa; él la había leído en otro mejor informado, o lo sabía por cierto conducto que lo contaba de otra manera; aplaudía siempre a los actores de menos mérito; no alababa sino las piezas que habían sido silbadas, o las obras nuevas que se habían quedado en las tiendas de los libreros.
Si no os es dado libertaros de la conversación de semejantes gentes, abandonadles; pues como solo es disputar es su felicidad, ellos mismo pondrán fin a una conversación que no les ofrece permuta alguna de este gusto.