Idea general de la urbanidad. Lección primera. Parte II.
Las bases de la Urbanidad y los vicios que se oponen a ella.
Idea general de la urbanidad. Lección primera.
* Pregunta. ¿Porqué cuenta Vd. el DESPEJO en el número de las bases de la Urbanidad?
Respuesta. Porque es preciso que en nuestras palabras y acciones hagamos uso de aquel grado de soltura y desembarazo, que sin separarse de la modestia, demuestra que la urbanidad no es para nosotros una cosa embarazosa.
* Pregunta. Y ¿hay razón para mirar el DECORO como a otra de las bases de la buena crianza?
Respuesta. La hay en efecto, pues no basta para la urbanidad el que no hagamos cosa alguna que pueda disgustar a los demás, sino que es preciso que ninguna acción particular nos degrade a nuestros propios ojos.
* Pregunta. ¿Cuáles son los vicios que se oponen a la urbanidad?
Respuesta. El orgullo, la altanería, la afectación, la petulancia, la chocarrería, la curiosidad, la murmuración y el encogimiento..
* Pregunta. ¿Porqué se opone a la urbanidad el ORGULLO?
Respuesta. Porque la persona orgullosa, creyéndose infalible en sus cosas, se juzga superior a los que la rodean, y zaheriendo su amor propio, hace que éstos miren con repugnancia su trato.
* Pregunta. Y ¿la ALTANERÍA en que se opone a la urbanidad?
Respuesta. El que es altanero es soberbio y vano, dos cualidades abiertamente opuestas a la modestia que tanto embellece a las personas que han recibido una esmerada educación.
* Pregunta. ¿Porqué es opuesta la AFECTACIÓN a la urbanidad?
Respuesta. La afectación supone o demasiado esmero en las palabras y acciones, o fingimiento por parte del que la usa: lo primero se opone al despejo, que es otra de las bases de la Urbanidad, y lo segundo es contrario a la franqueza y naturalidad que tenemos derecho a esperar de los que están relacionados con nosotros.
* Pregunta. Y ¿la PETULANCIA se opone también a la Urbanidad?
Respuesta. Se opone igualmente, pues nada repugna más a la vista y al oído de las personas finas, que las acciones y palabras que tienen por móvil la insolencia o el descaro.
* Pregunta. ¿También desagrada la CHOCARRERÍA a las personas finamente educadas?
Respuesta. Las chanzas groseras, las bufonadas, dan una triste idea del que las usa, pues lejos de amenizar la conversación con ellas, la hacen al contrario fastidiosa, incomodando a las personas que no están acostumbradas a oír un lenguaje tan destemplado y repugnante.
* Pregunta. Y ¿una persona que demuestra CURIOSIDAD dejará de ser urbana por esto?
Respuesta. Dejará de serlo, porque carecerá de la circunspección necesaria para encerrarse en los límites fijados por la prudencia.
* Pregunta. ¿Porqué mira Vd. a la MURMURACIÓN como contraria a la Urbanidad?
Respuesta. Porque el que murmura además de faltar a uno de los preceptos de la caridad cristiana, hace desconfiar de sí mismo a los que le escuchan; pues nadie debe considerarse al abrigo de la mordacidad de quien no sabe respetar a los que no se acuerdan quizás de que él exista.
* Pregunta. Y ¿el ENCOGIMIENTO porqué es opuesto a la Urbanidad?
Respuesta. La cortedad de ánimo en las personas, si bien es natural en algunas, supone las más de las veces poca práctica del mundo, y esto desagrada a los que buscan en el trato aquel grado de despejo que tan bien se hermana con la modestia.
* Pregunta. ¿Puede darse algún precepto para aprender fácilmente las reglas de la Urbanidad?
Respuesta. El más general y el mejor de todos consiste, en observar atentamente las personas finamente educadas y procurar IMITARLAS, tanto en su MODO DE HABLAR como en sus ACCIONES.
* Pregunta. Y ¿las reglas de Urbanidad pueden sevir para todos los países?
Respuesta. De ninguna manera. Lo que en Barcelona, por ejemplo, sería tenido por un acto de cortesía, en Constantinopla fuera mirado quizás como una ridiculez, o al contrario.
* Pregunta. ¿De qué reglas pues nos vamos a ocupar ahora?
Respuesta. De las reglas de Urbanidad que pone en práctica la generalidad de españoles bien educados.
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