Las visitas. Urbanidad para las niñas. Parte I.
Las niñas no hacen visitas ni las reciben, sino que asisten a ellas acompañando a su mamá, a su papá u otra persona de su familia.
Urbanidad para las niñas. Las visitas.
¿Qué hay que notar acerca de las visitas?
Las niñas no hacen visitas ni las reciben, sino que asisten a ellas acompañando a su mamá, a su papá u otra persona de su familia; pero deben aprender con tiempo las reglas de urbanidad que en las visitas se observan, a fin de que sepan cumplirlas sin vacilaciones cuando lleguen a ser amas de casa.
¿Cuál es el objeto principal de las visitas?
Adquirir, conservar y estrechar las relaciones sociales.
¿Qué clases de visitas hay?
Visitas íntimas, o hechas entre personas de gran confianza; visitas de menos confianza, y visitas de cumplido. Además hay tertulias cuyo objeto, aparte del de la visita, es proporcionarse los concurrentes alguna distracción o esparcimiento.
¿Qué visitas deben ser las más frecuentes?
Las hechas a los amigos íntimos, a quienes debemos ver, no sólo cuando estén enfermos o necesiten de nosotros con cualquier motivo, sino sin objeto determinado y sólo por el gusto de conversar con ellos. Las visitas hechas a personas con quienes no haya mucha confianza, deben tener siempre un objeto, y no han de ser muy frecuentes, procurando devolverlas cuando nos las hagan. Debe visitarse siempre a los amigos cuando nos participen que han celebrado boda, han tenido un natalicio u otro suceso digno de felicitación, como el Santo o cumpleaños, así como si se mudan de casa, tienen algún enfermo o sufren cualquier desgracia de familia. En los días de Navidad, Año Nuevo y Pascua de Resurrección acostumbran muchas familias a visitarse; pero basta con cambiar las tarjetas.
¿Cuándo han de devolverse las visitas?
Siempre que se hayan hecho con motivo de un suceso fausto o por mantener las relaciones amistosas; pero las visitas de pésame no se devuelven, porque en los primeros meses de llevar luto no se hacen visitas. Las de felicitación por el Santo o cumpleaños se devuelven cuando los cumple la persona que hizo la visita.
¿De qué modo debe proceder la persona que visite a otra?
Llamará a la puerta con moderación; se hará anunciar, entrará en la habitación en que han de recibirla, cuando la inviten a ello, y no se sentará hasta que se lo rueguen, ni escogerá sitio alguno de preferencia, como no se lo indiquen repetidas veces. Por sitio de preferencia, se entiende en una sala el sofá, o bien el sillón o silla colocados en el mejor lugar.
¿Qué más debe hacer una señora en una visita?
Saludar en primer término a los dueños de la casa, y después a las demás personas presentes, si las hubiera; rogar, si estuviesen hablando cuando entra, que no interrumpan la conversación que sostenían, y hablar cuando sea necesario, evitando cuidadosamente la murmuración, así como hablar mucho de sí misma o disputar tenazmente por cualquier motivo. Si recibe alabanzas de alguna persona, debe atribuirlas modestamente, no a sus méritos, sino a la galantería y bondad de quien se las dirija, y si el elogio se dirige a alguna alhaja u objeto de su propiedad, debe ponerlo a la disposición de quien lo alabe.
¿Qué debe hacerse en la conversación?
Escuchar atentamente y sin mostrar fastidio al que hable, y cuando se tome la palabra no usarla mucho tiempo, tanto para no cansar a los demás, como para dejarles turnar en la conversación. Debe tratarse con preferencia de asuntos agradables, excepto en las visitas de pésame, en que debe guardarse gravedad y hablar poco. De todos modos, y por regocijado que sea el tema de la conversación en las visitas, las señoras deben evitar que se las tenga por extremadamente graciosas, y menos aún por burlonas, pues lo primero se opone al recato y modestia que tan bien sientan en la mujer, y lo segundo es indicio de un carácter maligno.
- Las visitas. Urbanidad para las niñas. Parte I.
- Las visitas. Urbanidad para las niñas. Parte II.