Lección sobre las preocupaciones.

Las preocupaciones locales prevalecen solo entre el común de las gentes, y no imponen a los espíritus formados y reflexivos.

Lecciones de Mundo y de Crianza. Cartas de Milord Chesterfield. 1816.

 

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Preocupaciones.

No adoptes jamás las ideas de los libros que leyeres ni las máximas de las sociedades que frecuentares sin examinar muy escrupulosamente si son rectas, so pena de estar expuesto a llenarte de preocupaciones en vez de hacerte guiar por la razón; y seguirás pacíficamente el error en lugar de ir en busca de la verdad.

Haz uso pues de tu razón y confírmate en ella; reflexiona, examina, analiza cada cosa para formar un juicio recto, sólido y maduro; no permitas que un "así dicen: tal maestro lo dijo, etc." seduzca a tu entendimiento, descamine tus acciones o dicte tu conversación; consulta a tu razón temprano, se madrugador para no conocer que es tarde cuando deseares haberlo sido; yo no te digo que éste será siempre un medio infalible porque la razón humana no lo es, pero hallarás que es el menos expuesto de los que puedes seguir; los libros y la conversación pueden ayudarte, pero nunca te decidas ciega e imprudentemente, sin pasarlos por el cedazo de la razón que Dios nos ha dado para manejarnos. En las disputas que oyeres nunca te inclines al uno de los partidos, ni pases de comparar las razones; pues las más de las gentes por no pararse en tal cosa apenas tienen idea alguna que no sea adoptiva; supongo, que en general, yo creo que es mejor sea así, porque estas comunes preocupaciones contribuyen más al orden y tranquilidad que lo harían una serie de meditaciones y raciocinios particulares, estando las gentes tan sin cultivo ni aprovechamiento de ideas.

Las preocupaciones locales prevalecen solo entre el común de las gentes, y no imponen a los espíritus formados y reflexivos, pero hay también nociones igualmente falsas, aunque no tan evidentemente absurdas, entre personas de superiores y aplicados talentos; tan solo por falta del trabajo infatigable de investigarlas, de la debida atención al examinarlas, o de la penetración suficiente para determinar la verdad. Estas son las preocupaciones de que yo quisiera te guardaras con todo el empeño de tu razón.