Tarde diecinueve. Modo de hacer las cosas.

La ocasión más oportuna para tratar de un negocio es la primera; pero el hombre de juicio señala el tiempo propio para el estudio y despacho de sus negocios. Las más de las veces se desperdicia mucho tiempo por mala elección, o falta de método en los placeres y entretenimientos.

Lecciones de moral, virtud y urbanidad.

 

Imagen Genérica Protocolo y Etiqueta protocolo.org

Cualquiera cosa que tengáis que hacer, hacedla tan pronto como podáis, nunca a medias, sino sin interrupción, si es posible. Nunca digáis: "en otra ocasión más conveniente hablaremos de esto." La ocasión más oportuna para tratar de un negocio es la primera; pero el hombre de juicio señala el tiempo propio para el estudio y despacho de sus negocios. Las más de las veces se desperdicia mucho tiempo por mala elección, o falta de método en los placeres y entretenimientos.

Método.

La prontitud es el alma de los negocios; y nada contribuye tanto a despacharlos prontamente como el método. Estableced un método para cada cosa, y observadlo rigurosamente mientras otros accidentes inesperados no os lo estorben. Fijad un día determinado y hora en cada semana para poner en orden vuestras cuentas; de este modo con poco trabajo evitareis el que os engañen o defrauden mucho.

Todas estas cartas y papeles rotuladlos y atadlos en sus respectivas clases, para que los podáis hallar al instante cuando los necesitéis. Señalad cada día el tiempo de vuestro estudio y lectura, y sentad en un libro aquello que mas os llame la atención en lo que leaís, para ayudar vuestra memoria, y no para haceros pedantes. No leáis jamás la historia sin tener a vuestro lado los mapas, y un libro o tablas cronológicas adonde recurrir cuando se ofrezca; sin esto, la historia solamente es un confuso hacinamiento de hechos.

Algunos jóvenes, puede ser que os digan que todo este orden y método es muy fastidioso, bueno para gentes de entendimiento obtuso, y que causa una sujeción desagradable capaz de sofocar el noble fuego de la juventud. Yo sostengo todo lo contrario: el orden os procurará más tiempo y más gusto para vuestras diversiones, y lejos de seros fastidioso, como lo pongáis en uso un mes, os costará mucho trabajo el dejarlo. La ocupación es a los placeres lo que el ejercicio al alimento; así es que una comedia, un baile, un concierto causarán más placer al hombre estudioso, que no al que ha pasado todo el día en una inútil ociosidad, y aun me atrevo a decir que una hermosa dama parecerá tener más atractivos para un hombre laborioso, que para un correcalles.

Muchos creen que se divierten con tal que no estudien, ni se ocupen en algo. Así adquieren el hábito de la pereza, y gustan solo frecuentar aquellos sitios donde pueden hacer su santa voluntad. Puedo deciros que, excepto los criminales, no hay gentes mas desdichadas que éstas; a todas partes adonde van un fastidio mortal las persigue, nunca están contentas, en los mismos placeres que más ansian hallan un vacío que no saben como llenar, y que les atormenta. Cuando llegan a ser viejos, todo les importuna, y acaban por ser los tiranos de sus familias.

Si por casualidad os faltasen algunas veces dos o tres horas para alguna cosa útil, tomadlas de la parte destinada al sueño. Seis o siete horas bastan para dormir, lo demás es pereza. Si vuestros negocios o diversiones os tienen alguna vez hasta las cuatro o cinco de la madrugada, levantaos a la misma hora que tenéis de costumbre, para no perder las horas preciosas de la mañana, y a fin de que el sueño os obligue a ir a la cama más temprano a la noche siguiente.