Actos de habla corteses y no corteses. Propuesta de Haverkate
Hay actos de habla no corteses, es decir, que no benefician al interlocutor. Pueden ser divididos, a su vez, en actos descorteses y no descorteses
Tipos de actos en relación con la cortesía verbal
Centrándonos en autores más actuales, cabe señalar en este apartado a Henk Haverkate (1994), el cual ha dedicado parte de su obra al estudio de los actos de habla en relación con la cortesía verbal, desde una perspectiva pragmalinguistica. Éste basa su teoría en los actos de habla de Austin y Searle, las máximas conversacionales de Grice, la cortesía verbal de Leech, el concepto de imagen y de cortesía verbal de Brown y Levinson y la teoría de la relevancia de Sperber y Wilson, que he intentado presentar brevemente en las líneas precedentes. Concretamente, basándose en la clasificación de Searle sobre los actos de habla que señalo en el punto 3.2, Haverkate hace la siguiente distinción entre corteses y no corteses, cuyo esquema presento a continuación:
Actos corteses:
- Actos expresivos (agradecer, hacer cumplidos, dar la bienvenida)
- Actos comisivos (invitar, prometer)
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Actos no corteses:
- Actos descorteses (insultar)
Actos no descorteses:
- Actos asertivos (aserción)
Actos exhortativos:
- Actos impositivos (ruego, súplica, mandato)
- Actos no impositivos (consejo, recomendación, instrucción)
En primer lugar, los actos de habla corteses, cuya realización está a disposición de beneficiar intrínsecamente al interlocutor, se clasifican en expresivos y comisivos.
Los actos expresivos tienen como intención "la expresión de un estado psicológico del hablante, causado por un cambio, que atañe al interlocutor o a él personalmente" (Haverkate, 1994: 80). En éstos se incluyen "agradecer", "felicitar", "pedir perdón", "dar el pésame", "lamentar", "dar la bienvenida", que, sintácticamente, se formulan con expresiones como Te lo agradezco, Felicidades, Perdóneme, Le doy mi más sincero pésame, Lo siento, Bienvenido ....Se distinguen, entre los más frecuentes, "el saludo", "el cumplido", "el agradecimiento" y "la disculpa".
Los actos comisivos, por su parte, tienen como objeto ilocutivo "la expresión de la intención del hablante de realizar, en beneficio del oyente, la acción descrita por el contenido proposicional" (Haverkate, 1994: 106). Éstos, a diferencia de los primeros, se refieren a una situación futura y sus componente prototípicos son "la promesa" y "la invitación". Estos actos deben cumplir unas condiciones previas: la de habilidad, la de aceptabilidad y la de razonabilidad. La primera hace referencia a la capacidad del hablante de efectuar el acto prometido (Yo podría hacer esto por usted, Puedo ayudarte); la condición de aceptabilidad concierne al beneficio del oyente, es decir, el oyente quiere que el hablante cumpla el acto prometido (¿Quiere que le ayude?, ¿Apago la luz?, ¿Cierro la ventana?); la condición de racionalidad tiene que ver con los motivos que tiene el hablante para efectuar el acto comisivo (Sería mejor que lo hiciera yo; Necesitas mi ayuda, Carlota).
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Condiciones previas para los actos comisivos
Por otra parte, en los actos comisivos, además de estas condiciones previas, se distinguen otras tres: la condición esencial, la de sinceridad y la de contenido proposicional. La primera conviene qué locuciones expresan convencionalmente actos comisivos (Te prometo que te traeré los libros, Te devolveré los libros); la de sinceridad hace referencia a que el hablante debe tener intención de llevar a cabo el acto prometido (Tengo la intención de prestarte dinero); y la condición de contenido proposicional determina la estructura léxico-sintáctica de la locución comitiva.
Respecto a las fórmulas lingüísticas utilizadas en los actos comisivos, es mucho más variada que las usadas para los expresivos debido a que la dualidad coste-beneficio de Leech se desequilibra en los primeros, esto es, "partiendo del análisis coste-beneficio, se puede argumentar que no sería racional invertir un esfuerzo especial en un acto cuyo objeto intrínseco es beneficiar al interlocutor" (Haverkate, 1994: 114). Sin embargo, en los comisivos como, por ejemplo, "las invitaciones", se crea una interacción más compleja, pues "al que acepta una invitación le corresponde restablecer el equilibrio del balance coste-beneficio" (Haverkate, 1994: 115) y por esta razón el emisor debe elegir entre una lista más extensa de estrategias. Una invitación prototípica sería: ¿Quieres quedarte a cenar?Se está haciendo tarde. Voy a preparar cualquier cosa. La interrogativa de esta invitación sería el núcleo, después le seguiría la justificación de la invitación y, por último, la indicación por parte del hablante de que no invertirá mucho coste en llevar a cabo la oferta.
Por otra parte, tenemos los actos de habla no corteses, es decir, que no benefician al interlocutor, divididos, a su vez, en actos descorteses y no descorteses.
Los actos descorteses muestran una reacción negativa frente al destinatario como, por ejemplo, "insultar", "amenazar" o "agraviar", por esto no pueden unirse a la expresión de cortesía y, consecuentemente, no forman parte de este estudio. Los actos no descorteses no muestran ningún tipo de cortesía, pero tampoco lo contrario, es decir, son neutros y los más representativos son "la aserción" y la "exhortación".
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En primer lugar, con "la aserción", el emisor del acto tiene como intención convencer a su interlocutor de que lo que está expresando corresponde a un estado de cosas real, para ello el hablante debe intentar mitigar lo que está diciendo a través de diferentes estrategias como, por ejemplo, expresar incertidumbre (Creo que, Pienso que, Me parece que, Puede ser que me equivoque, Si no me engaño), dar un punto de vista impersonal (Se comenta que, La gente dice que ...) o no imponerse sobre el destinatario (En mi opinión, Tienes razón, pero ...).
Los actos exhortativos, por su parte, tienen como objeto ilocutivo influir en el destinatario del acto para que realice la acción descrita por el emisor; éstos llevan intrínseca una amenaza a la imagen negativa, ya que cohíben la libertad del destinatario. Dentro de este último tipo de actos de habla existe una subdivisión: impositivos y no impositivos. Aquéllos hacen referencia, principalmente, al "ruego", "súplica" y "mandato", con los que el hablante pretende conseguir un beneficio para sí mismo, algunos ejemplos podrían ser Manolo, ¿quieres limpiar tu habitación?, ¡Manolo, limpia tu habitación!, ¿Vas a limpiar tu habitación, sí o no?, Si no limpias tu habitación ahora mismo, te doy dos bofetadas. En cambio, al emitir actos no impositivos, el hablante intenta que el favorecido sea el oyente, en este caso los actos prototípicos son el "consejo", la "recomendación" y la "instrucción" como, por ejemplo, Te aconsejaría que terminaras los estudios, Lo mejor es que termines los estudios, Yo si fuera tú, terminaría los estudios.
Artículo perteneciente al trabajo: Pragmática e interculturalidad en la enseñanza del español como lengua extranjera, las estrategias de cortesía en los manuales E/LE.
- La cortesía y los actos del habla.
- Relación entre actos del habla y cortesía.
- Teorías sobre la cortesía.
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