Entrada de un Cardenal en el Cónclave.

Entrada de un Cardenal en el Cónclave cuando ya está reunido.

Guía de Protocolo Diplomático.

 

Imagen Genérica Protocolo y Etiqueta protocolo.org

ENTRADA DE UN CARDENAL EN EL CÓNCLAVE CUANDO ESTÁ YA REUNIDO.

Cuando después de reunido el Cónclave llega a Roma un Cardenal, el Príncipe Mariscal del Cónclave avisa a los Cardenales, que fijan el día y la hora para la admisión del recien llegado.

El Cardenal va el día fijado, al lugar donde se haya reunido el Cónclave, siendo recibido por el Príncipe Mariscal que lo acompaña a sus habitaciones, donde le ofrece un refresco; haciéndole esperar hasta que recibe el aviso de que los Padres esperan para abrir la puerta del recinto reservado, y entonces, precedidos de Monseñor Decano de los Protonotarios Apostólicos, del Comandante de la Guardia Suiza, y rodeado de su Corte y de sus familiares, acompaña a S.E., llevando en una bolsa de damasco carmesí las llaves de la puerta.

Abierta ésta, entra el Cardenal acompañado de su Conclavista y de un familiar, y se vuelve a cerrar por dentro y por fuera, levantando acta redactada por Monseñor Decano de los Protonotarios, que la firma con el Príncipe Mariscal, y dos Guardias Nobles, que figuran como testigos. A la entrada del Cónclave, hace los honores al Cardenal recien llegado, un destacamento de la Guardia Noble.

Este ceremonial se observó el 20 de Febrero de 1878, para que ingresase en el Cónclave el Cardenal Patriarca de Lisboa.

Durante la Sede vacante, el Cardenal Camarlengo, el Príncipe Mariscal y Monseñor Mayordomo Gobernador del Cónclave, tenían derecho de batir moneda con su efigie y sus armas. El Príncipe Chigi, en 1878, hizo acuñar una medalla con sus armas y con esta inscripción:

"Marius princeps Chisius. S.R.E. Mareschallus Perpetuus. MDCCCLXXVIII".