Fallecimiento del Rey de España.
En expirando los Señores Reyes, los Capitanes de las guardias, si se hallan presentes, y si no los Oficiales y más altos, mudan el cuerpo de guardia al cuarto del sucesor.
Muerte y entierro de los Señores Reyes de España y Príncipes jurados.
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En expirando los Señores Reyes, los Capitanes de las guardias, si se hallan presentes, y si no los Oficiales y más altos, mudan el cuerpo de guardia al cuarto del sucesor.
El Presidente de Castilla, Mayordomo Mayor y Sumiller de Corps, llevan al sucesor el testamento cerrado y piden licencia para que se abra.
En dando S. M. licencia vuelven al cuarto del Rey difunto, donde uno de los del Consejo de Cámara provee auto en la forma ordinaria, para que se reciba información de los testigos que se hallaron al otorgamiento; y hecha en su presencia, abre el testamento y le entrega a un Secretario de Estado, para que le lea delante de todos.
El cuerpo se pone en el salón grande, y para ello se hace un tablado de tres gradas en alto, en la testera del salón arrimado a la puerta de la pieza, que llaman de las Furias, y se alfombra; cuélgase un dosel y debajo se arma una cama rica.
Algo apartado del tablado se pone un Altar, donde se dicen las Misas de Pontifical, y cerca de él el recado de la creencia.
Al lado del Evangelio, la silla del Mayordomo Mayor; y luego, continuado el banco de los Grandes y enfrente al lado de la Epístola, el banco de Capellanes como están en la Capilla.
A un lado y a otro del salón, arrimados a la pared, se ponen seis Altares para las Misas rezadas.
El Coro a los pies del salón, cerrado con una valla, para que se pueda andar alrededor; la entrada por las espaldas. Esta valla se continúa por un lado y otro hasta cerca de los bancos de Grandes y Capellanes, para que la gente no embarace.
Cuando se pone el cuerpo en la caja en que se ha de llevar, y se cierra, el Sumiller, ante el Secretario, le entrega al Mayordomo Mayor y al Prelado, y la llave al Mayordomo Mayor; y desde entonces están de guarda doce Monteros de Espinosa, seis sobre la tarima y otros seis abajo, por mitad a un lado y a otro.
Los días que se detiene en Madrid, van las Comunidades a decir la vigilia, Misas cantadas y rezadas y responsos, y por las tardes se dicen Vísperas de difunto.
El Mayordomo Mayor escribe al Prelado que S. M. nombra para ir con el cuerpo, que se prevenga.
Avisa por papel al Capellán Mayor del día y hora en que ha de salir el cuerpo, para que nombre y prevenga doce Capellanes, un Furrier y dos mozos de Oratorio.
Al Caballerizo Mayor para que esté a punto lo que toca a su gremio; nombra doce Gentiles-hombres de la boca y otros doce de la casa.
Escribe al Presidente de Castilla para que nombre dos Alcaldes.
Da orden a un Mayordomo para que prevenga lo necesario; y el Mayordomo a los Capitanes de las Guardias y al Contralor, para el Carruaje, Casa, conventos y lo demás que le toca.
Al Ugier de Sala para que avise a los Gentiles-hombres de la boca y casa.
El Contralor previene el carruaje y avisa a los conventos de Santo Domingo, San Francisco y San Agustín y el Carmen, para que de cada uno se prevengan doce religiosos, y al tiempo necesario da orden que un Correo de la Caballeriza les haga llevar las mulas a sus casas.
Bajan el cuerpo hasta la puerta del zaguanete o jardín, por donde sale el entierro, los Grandes, Mayordomos y Gentiles-hombres de la Cámara, y allí le toman los de la boca y le sacan hasta ponerle en la caja; y después, siempre que es menester bajarle o ponerle en las varas, lo hacen los de la boca, y si es necesario ayudan los Monteros, excepto en San Lorenzo, que le suelen tomar los Grandes, Mayordomos y de la Cámara.
La Capilla baja con el cuerpo hasta la puerta del zaguanete o jardín. También le acompañan hasta allí el sucesor e Infante, si los hay, con capuz, y lleva la falda el Sumiller.
El entierro se compone en esta manera:
Los Alguaciles de Corte, delante.
Las Órdenes por su antigüedad, con hachas.
Dos Alcaldes de Corte.
Doce Gentiles-hombres de la casa.
Doce Gentiles-hombres de la boca.
La Caballeriza con el guión.
La Capilla con la Cruz.
El Capitán de la Guardia Española, si no es Gentil-hombre de la Cámara.
Mayordomos Grandes.
El cuerpo y doce Pajes con hachas a los lados, y más afuera los doce Monteros.
Detrás el Mayordomo Mayor a la mano derecha, y el Prelado a la izquierda.
Después los Gentiles-hombres de la Cámara.
Y desde las varas delanteras de la litera cierra en redondo la guardia de a caballo con lanzas y banderillas negras, el Teniente en medio, detrás de los Gentiles-hombres de la Cámara, en la forma que parece en la planta que está adelante.
Para las puertas de las Iglesias donde se hace tránsito, va una escuadra de la Guardia Amarilla y otra de la Alemana.
El Mayordomo Mayor lleva carta de S. M. para el Prior de San Lorenzo el Real, y despacha oon ella algunas horas antes para que esté todo prevenido.
En todas las partes donde para el cuerpo a Misa, o por otro accidente, precede el Mayordomo Mayor, o Mayordomo a cuyo cargo va el entierro, al Prelado.
Sube el entierro desde el Escorial a San Lorenzo por la calle de los Alamos. Sale la Comunidad a recibir el cuerpo hasta el pórtico, y allí le ponen sobre un bufete cubierto con un paño de brocado y el suelo alfombrado; los Gentiles-hombres de la boca le bajan de las varas, y desde aquí le llevan los Grandes, Mayordomos y de la Cámara y le ponen en la Iglesia sobre el túmulo, donde se quedan los Monteros de guarda y, habiendo hecho los oficios, toman el cuerpo los Grandes, Mayordomos y Gentiles-hombres de la Cámara y le llevan hasta la antesacristía, donde está la puerta de la bóveda, y sobre un bufete, adornado de la misma manera que el del pórtico, asientan la caja y la abren con la llave, que da el Mayordomo Mayor, y él y el Prelado hacen el entrego al Prior ante un Secretario de Estado que se halla allí para este efecto, y da testimonio de ello al Mayordomo Mayor o Mayordomo a quien se encarga esta función, que precede al Prelado y tiene el mismo lugar que el Mayordomo Mayor, y en la puerta de la bóveda le toman los Monteros y le bajan y ponen en el lugar donde ha de estar, y los Caballeros y la Casa se vuelven a Madrid.
Los entierros de las Señoras Reinas de España se hacen de la misma manera; sólo se añade que la Camarera Mayor va detras del cuerpo, en mula enlutada, y asiste siempre al cuerpo.