Las fiestas religiosas en Roma. II.

Fiesas de Semana Santa, y las que hoy se verifican en la Capilla Sixtina, para dar mejor una idea de la etiqueta de la Corte Romana.

Guía de Protocolo Diplomático.

 

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FIESTAS RELIGIOSAS EN ROMA.

Después de la adoración, el Papa iba en procesión a la Capilla Paulina, sacaba del Santo Sepulcro el cáliz con la hostia consagrada, y volvían también en procesión a la Capilla Sixtina , donde terminaba la ceremonia.

Inmediatamente el Papa bajaba a la Basílica de San Pedro, en cuyo atrio le recibía el Capítulo, acompañándole hasta la Confesión, donde S.S., el Sacro Colegio y todo el séquito se arrodillaban, orando en voz baja, mientras que un Canónigo de San Pedro exponía desde el balcón interior, llamado de la Verónica, las reliquias mayores, que son: el pedazo de la verdadera cruz, el santo sudario y la lanza.

Después se cantaba el Miserere.

El Sábado Santo, aunque los Oficios se celebraban también en la Capilla Sixtina , el Papa asistía muy rara vez a ellos.

Cuando el Cardenal que oficiaba entonaba el "Gloria in excelsis Deo", el cañón del fuerte de Sant-Angelo, anunciaba la Resurrección.

En San Juan de Letran, el Cardenal Vicario procedía entonces, como hoy, a bautizar a los judíos y musulmanes, en el batisterio llamado de Constantino, donde los catecúmenos eran llevados en procesión.

En todas estas solemnidades, el Cuerpo Diplomático tenía reservada siempre una tribuna, y ya hemos dicho en que ceremonias tomaba parte.

Para el mantenimiento del orden durante estas ceremonias, Monseñor Mayordomo de S.S. dirigía a los Camareros secretos y honorarios, y a los de Espada y Capa de Su Santidad, asi como a los Oficiales de los Cuerpos militares Palatinos las siguientes instrucciones:

Los señores Camareros secretos y honorarios, tienen la responsabilidad del mantenimiento del orden, de la decencia y del respeto que se debe a la santidad del sitio y de las ceremonias, en el interior de la tribuna cuya custodia se les confia.

Los Oficiales de los Cuerpos militares, tienen la misma responsabilidad en los sitios que deben vigilar.

Tanto los unos como los otros, deben ayudarse mutuamente en el cumplimiento de sus deberes.

Procurarán mantener a toda costa el orden y la compostura, empezando con insinuaciones y súplicas, con maneras dulces y caritativas, y cuando esto no bastase, deben expulsar sin compasión a los que les desobedezcan.

Recordamos a los señores Camareros Secretos y honorarios, que está absolutamente prohibido, el que las señoras estén en pie durante los momentos más solemnes de los Santos Oficios, y especialmente durante la elevación, en la Santa Misa. Si son desobedecidos, pasado el acto solemne, deben echar de la tribuna a la señora que no haya querido obedecerles. Deben impedir, también con la misma pena, los actos indecorosos que se han visto en otras ocasiones semejantes, cometidos por señoras que se ponen a comer, y que rien o gritan de un modo inconveniente. Con el auxilio de los Oficiales de la Guardia Suiza o los de la Palatina, según el sitio, harán separar de las tribunas de las señoras a los hombres que se acercaren a hablar con ellas, y también impedirán que para salir antes, salten las señoras por encima del parapeto o balaustrada de sus tribunas.

Los que falten a estas disposiciones, deben ser expulsados irremisiblemente.

Cuando termine cada función religiosa, se dará cuenta detallada al Mayordomo de S.S. de cuanto ha ocurrido, para que pueda adoptar las disposiciones necesarias en las funciones siguientes, según las circunstancias.

El Mayordomo de S.S. Firmado. Ed. Borromeo.

Para las demás solemnidades, como el "Corpus Domini", Misa de Navidad, etc., el Cuerpo Diplomático tenía siempre su puesto reservado.

Hoy, las funciones religiosas a que asiste el Cuerpo Diplomático, se celebran en la Capilla Sixtina, y son: Funerales del Papa Pío IX, Misa solemne por el aniversario de la Coronación de Su Santidad; y algunas veces, no todos los años, al Oficio de Tinieblas del Miércoles Santo.