Proclamación de S.M. el Rey ante las Cámaras. Parte II.

La comisión designada por el Senado para asistir al alumbramiento de S.M. la Reina Regente, tiene la honra de comunicar a esta Cámara el desempeño de su cometido, habiendo asistido hoy a la presentación del Regio vástago.

Guía de Protocolo Diplomático.

 

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Proclamación de S.M. El Rey en las Cámaras.

El Sr. Marqués de BARZANALLANA: En nombre de mis amigos políticos puedo decir que las palabras de esperanza y de unión que ha pronunciado el Sr. Presidente del Consejo de Ministros no serán olvidadas ni desoídas por nosotros; unión, claro está, dentro de los respectivos principios del partido, aunque siempre subordinaremos éstos al grande interés de la Nación española y de la Monarquía. (Muy bien, muy bien).

Esta ha sido siempre la conducta del gran partido conservador, y esta será en adelante; porque sentimientos pequeños nunca nos han animado, y sentimientos grandes serán los que nos animen siempre.

Ahora, pues, es necesario que todos nos coloquemos al lado de la Monarquía, y, por consiguiente, nuestro grito debe ser: unión para defender la Monarquía; unión para defender al regio vástago, y unión para defender a la Augusta Señora que ha de conducirle al cumplimiento glorioso de sus destinos. (Muy bien, muy bien).

Hecha la oportuna pregunta por un Sr. Secretario, el Senado acordó por unanimidad lo propuesto por su Presidente el señor Marqués de la Habana.

La sesión del CONGRESO del día 17 de Mayo comenzó a las tres, bajo la presidencia del Sr. Balaguer.

Leída el acta, quedó aprobada.

(Los republicanos no estaban presentes. El banco de las comisiones, como el banco azul, estaban desocupados. Los autonomistas cubanos ocuparon un banco en la extrema izquierda.)

El Presidente (Sr. Balaguer), anunció que la comisión que había asistido a la presentación del Regio vástago va a dar cuenta del acto.

El Sr. Martos ocupa la Presidencia.

El Gobierno ocupa el banco azul, y la comisión el suyo.

El Sr. PRESIDENTE (Martos): Señores Diputados: La comisión encargada de presenciar la presentación del Regio vástago, va a tener la grandísima satisfacción de dar cuenta del acto. No tengo que encareceros todo mi entusiasmo en este instante. Yo quisiera que la forma de expresar mis sentimientos y mis ideas correspondiese a la solemnidad que en nombre del Congreso he presenciado y a mi propio júbilo.

El Rey ha sido presentado a la comisión del Congreso. Todos alcanzáis el sentido de este acto, que afirma el consorcio y la unión del país y del Trono. No ya, pues, con satisfacción, sino con júbilo, entramos en el reinado y en la vida del recién nacido Rey, alrededor de cuya cuna se despiertan todas nuestras alegrías y todas nuestras esperanzas, todas las del país y todas las del Congreso. (Muy bien, muy bien).

Así como una planta al morir deja gérmenes de otra que renace, porque en esta sucesión se perpetúa la vida de la especie, así en nuestro reinado la muerte de un Rey dejó el que ha nacido para perpetuidad de la dinastía.

Defendamos, pues, al Rey y a la Monarquía, porque representan ellos el interés de la patria y de la libertad.

Horizontes más serenos, aunque no limpios de nubes, se presentan ahora, pero más serenos que en la última noche del último reinado. (Bien).

La Monarquía no renace, sino que continúa, y a la Monarquía han de responder nuestros entusiasmos. (Muy bien. Aplausos. ¡Viva el Rey!).

El Presidente del CONSEJO DE MINISTROS: No encuentro palabras para responder a las elocuentísimas del Presidente. Espectáculo grandioso este que ofrece el Congreso; espectáculo magnífico para un pueblo culto y liberal; espectáculo admirable para que el pueblo sea, como merece serlo, dueño de sus destinos al amparo de la Monarquía.

En nombre de todos los monárquicos, señores, en nombre del Gobierno ¡viva el Rey! ¡Viva la Reina Regente! (Vivas repetidos).

El Sr. Conde de TORENO: Ninguna satisfacción mayor que la nuestra. Así, con todo entusiasmo nos asociamos al júbilo del Congreso y a la satisfacción de la Real Familia. Nosotros nos entusiasmamos doblemente, no sólo por ver realizadas todas nuestras esperanzas, sino porque están cumplidas las de la patria. La minoría liberal-conservadora se adhiere, por lo tanto, a la satisfacción unánime del Congreso. (Adhesión).