Conferencias e inauguraciones en la Universidad. Qué decir, cuándo, cómo y a quién

La posibilidad imaginativa o de libertad de organización no debe confundirse con la anarquía. Todo lo que suceda en el acto se ajusta al hilo conductor que nosotros marcamos...

 

Conferencias e inauguraciones. Intervención de S.M. Felipe VI, apertura del Curso Universitario, Universidad de Murcia foto base Casa de S.M. el Rey

Actos universitarios: conferencias e inauguraciones. Cuál es el mejor discurso

Constantemente en la Universidad nos vemos obligados a organizar los actos que bajo este epígrafe distingo. Generalmente son los actos que dejan más paso a la libertad organizativa y a la imaginación. Múltiples conferencias con conferenciantes de mayor o menor relevancia, inauguraciones de congresos, jornadas, seminarios, cursos, todos obedecen al principio de tratar de buscar la mayor repercusión posible en la sociedad.

Sin embargo, esta posibilidad imaginativa o de libertad de organización no debe confundirse con la anarquía. Todo lo que suceda en el acto se ajusta al hilo conductor que nosotros marcamos, descubriendo una serie de denominadores comunes. En contra de lo que se piensa, no corresponde al "quien habla, cómo se sientan, cuál es el turno de intervenciones", sino más bien a otros criterios.

Preguntas para determinar los criterios a seguir para las conferencias e inauguraciones

- Qué sectores están representados,

- Quién debe ocupar un lugar distinguido sentándose en la mesa de presidencia,

- Cuánto debe durar el acto,

- Qué buscamos resaltar,

- Quiénes son los organizadores,

Respondiendo a estas preguntas estructuramos la realización del acto restándole importancia, por ejemplo, al turno de intervenciones, aunque sí apliquemos determinadas normas de cortesía, que no obedecen a la importancia o jerarquía de los ponentes.

Parece lógico que si el Rector asiste a alguna inauguración, dé la bienvenida a los asistentes y al finalizar declare inaugurado el evento, el desarrollo del resto de las intervenciones obedecerá al desarrollo del acto, de si se impartirá o no una conferencia, si se presenta o no algún tipo de recurso audiovisual.

Por el contrario, si el Rector asiste a una conferencia, parece también lógico, que, si se ha designado a alguna persona como introductor del conferenciante este hable después del Rector, que le dará la palabra, retomará la palabra e indicará que tras la conferencia finalizará el acto con alguna fórmula del tipo "...y para finalizar. D. fulano de tal impartirá la conferencia..." o bien si retomar la palabra a la finalización de la conferencia pronunciará una breve despedida. De esta forma se le concede la relevancia a la conferencia y al conferenciante.

De este desarrollo se desprende la recomendación de que, en el caso de las conferencias, las mesas presidenciales se reduzcan a tres miembros tanto en el caso de que no exista el introductor del conferenciante como en el caso contrario porque abogo para que el organizador deba ser el introductor. Todas las demás autoridades deberán asistir como oyentes, teniendo reservado su sitio en el auditorio.

En el caso de las inauguraciones se debe tener presente que estén representados los organizadores y los patrocinadores para exponer sus motivos para organizar y patrocinar el evento. Del mismo modo el desarrollo del acto atenderá al criterio citado anteriormente, pudiendo variar en múltiples aspectos, debiendo mantenerse intacta la consideración que hacía. No debemos en ningún caso olvidar que el Rector de la Universidad, representa a la máxima institución académica y como tal debe ser tratado.