Manos blancas no ofenden. ¿Cómo eres con tu familia? La galantería
No debéis aceptar una invitación de una amiga sin estar seguras de que esa invitación es formal y está aprobada por los padres de vuestra amiga
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No se debe aceptar una invitación de una amiga sin estar seguras de que esa invitación es formal y está aprobada por los padres de vuestra amiga. Los jóvenes, alguna veces, se toman unas 'libertades' que no les corresponden.
Por otra parte tenéis que corresponder de alguna manera a las invitaciones que os hacen, pero no es necesario que devolváis todas las invitaciones; quiere decir esto, que no estáis obligadas a invitar a vuestra amiga después de cada una de las invitaciones que ella os haga. Pues a veces vuestras amigas son hijas únicas o están en mejor posición que vosotras, o pertenecen a una familia con más recursos. Entonces tienen más facilidades que vosotras para invitar.
Pero si ocurre así y no la podéis invitar, o vuestra invitación no resulta divertida para ella, tenéis que demostrarle vuestro agradecimiento con una pequeña atención. Lo importante es el detalle, no el valor del mismo.
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Aprovecharéis el día de su santo para hacerla un regalo que le guste, o bien le haréis un pequeño regalo en Navidad, algo que sea oportuno y que demuestre vuestro deseo de corresponder.
No abusar de los muchachos. Evitar los compromisos
A vuestra edad, en las vacaciones, ya vais alguna vez con chicos. A veces, con los hermanos de las amigas. A lo mejor hacéis una excursión en bici y vais seis o siete chicas y algunos chicos. Lo mejor es que cada cual lleve su merienda. Pero también puede ocurrir que entréis en un caserío, o en un merendero, o en una cafetería a tomar un refresco, y ¿qué pasa?, que ponéis en un compromiso a los muchachos, que por ser muy jóvenes, no disponen de grandes cantidades. Por galantería, ellos quieren pagar y es lógico... Desde ahora, debéis procurar que no ocurran estos compromisos.
Antes de salir poneos de acuerdo; procurad, entre las amigas, hacer alguna combinación que no resulte comprometedora para los chicos. Y a través de toda vuestra juventud, vigilaos, para no resultar con vuestros amigos, camaradas y admiradores, muchachas poco delicadas, que se dejan invitar constantemente a todo, abusando de su condición femenina.
La mujer siempre debe recibir con naturalidad los obsequios y el homenaje de los hombres, pero nunca debe resultar ni fresca, ni aprovechada.
La galantería. Todo en su justa medida
La galantería es acción o expresión obsequiosa y cortés. La galantería es la actitud de atención o de protección y obsequiosidad que el hombre suele adoptar ante la mujer, por ser ésta de condición más débil, porque es la madre, misión tan alta en sí, y que fue dignificada por la Santísima Virgen, y además, porque se atribuye a la mujer la belleza, la dulzura, la abnegación...
Pero hay que hacerse acreedora a la galantería. Hay que corresponder a esta actitud, siendo realmente lo que se desea que seamos.
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La función social de la mujer es, precisamente, la de servir en su hogar en aquellas funciones que el hombre no puede desempeñar porque está en otros menesteres. Así, la mujer es la colaboradora del hombre, al que, por tanto, presta servicio, y en homenaje a esto que debe ser la mujer, y a lo que representa, el hombre adopta esta actitud caballeresca ante ella.
Pero también es la galantería una actitud engañosa y hasta despreciativa, si no se funda en estas razones...
Don Quijote, emocionado ante el servicio que le prestan las mozas de su venta cuando le ayudan a despojarse de su armadura, las convierte en damas.
"Nunca fuera, caballero
de damas tan bien servido"...
como fuera Don Quijote
cuando de su aldea vino.
Doncellas curaban del;
princesas del su rocino.
(Cervantes, "El Quijote").
¿Qué frase de oportuna galantería recordáis? "Manos blancas no ofenden." Frase proverbial, atribuida a Calomarde, ministro deCarlos IV.
Cuentan que, habiendo conseguido este ministro que el Rey firmase la derogación de la Ley Sálica, la Infanta Luisa Carlota, violentamente, le arrebató el documento a Calomarde y, a la vez, le abofeteó. El ministro tuvo esa frase tan oportuna, muy galante, y que resolvió airosamente la situación. Pero esta es una galantería con un leve tinte de desprecio o sorna.