Los almuerzos de negocios
¿Nos vamos a comer? El almuerzo puede servir de punto de inflexión en cualquier tipo de reunión de negocios
Una comida de negocios, ¿un punto de inflexión en una reunión?
La mesa siempre ha sido un punto de encuentro donde se puede hablar de cosas banales, de asuntos familiares, de negocios... ¿Cuántas reuniones de negocios empiezan, continúan o terminan en torno a una mesa? Bastantes, casi podríamos afirmar que muchas de ellas.
Un almuerzo es uno de los puntos de reunión más habituales en los que se habla de negocios, se ultiman detalles, se perfilan cambios. Pero, no solo puede ser un punto de inflexión, un alto en el camino; también pueden ser un punto de partida. En torno a la mesa puede surgir una idea interesante que puede ser el punto de partida de un buen negocio o nuevo punto de vista para hacer un cambio importante en la empresa.
Si nos movemos en el mundo de los negocios, no será difícil que al final de la mañana hayamos escuchado más de una vez esta frase: ¿Nos vamos a comer? Puede ser un punto y seguido en cualquier reunión o bien un punto y aparte, dependiendo de cómo vayan las negociaciones y el tiempo del que dispongan los participantes en esa reunión.
Buenos modales para no desentonar
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Para poder estar a la "altura" proponemos una serie de consejos a tener en cuenta. Ciertas actitudes y comportamientos son tan importantes como cualquier otra parte de la reunión. En muchas ocasiones parece que pasan desapercibidas pero es falso. La gente se fija mucho más de lo que podemos creer. Solo hay que escuchar algunos comentarios posteriores: "Qué maleducado era ... fulanito de tal", "Viste cómo comía ... tal plato", etcétera.
Consejos a tener en cuenta para una comida de negocios
Conocimiento personal. Aunque se llamen almuerzos de negocios, verdaderamente la mesa es para comer, y no debemos desplegar carpetas, documentos, etcétera, como si fuera la mesa de la oficina. Salvo que nos lo pidan, no debemos sacar documentos o cualquier otro elemento (el ordenador personal, una agenda, etcétera) durante la comida. En la mesa se habla de todo un poco, pero principalmente sirve como medio para conocerse un poco mejor unos a otros. Es difícil que una persona haga negocios con alguien que no se sabe comportar en la mesa y en sociedad.
Elegir restaurante ¿A qué restaurante vamos? Si nos invitan, no debemos proponer un restaurante en concreto. Es mejor que dejemos a nuestros anfitriones que nos lleven donde ellos quieran. Si nos piden una opinión, o nos preguntan sobre nuestros gustos, no tenemos por qué disimular si no nos gusta el sushi japonés u otros tipos de comida. Ellos quieren agradarnos y no tenemos por qué "sufrir" durante la comida tomando alimentos que no nos gustan.
¿Qué pedir para comer? Podemos fiarnos de las recomendaciones de nuestros anfitriones, sobre todo, si son clientes de ese restaurante al que habrán acudido más veces y conocen cuál son sus mejores platos. Si no, podemos fiarnos de las recomendaciones de la casa o bien de nuestro propio gusto. Por supuesto, no se nos ocurra pedir los platos más caros de la carta. Hay que ser prudentes. Si nos piden que elijamos el vino, debemos elegir uno que tenga un precio moderado y una calidad ajustada al menú pedido. No debemos pedir platos complicados de comer, como ciertos tipos de pasta.
Comportamiento en la mesa. Se deben guardar las mismas reglas de educación que en cualquier otra comida. Utilizar correctamente los cubiertos, no poner los codos en la mesa, no hablar o beber con la boca llena, no gesticular con los cubiertos en la mano, no hablar de ciertos temas en la mesa, etcétera (ver artículos sobre la mesa ).
Preguntas indiscretas o poco apropiadas. No debemos entrar en 'terrenos' demasiado personales. Una cosa es conocerse mutuamente y otra someter a un interrogatorio a los otros comensales. Sobre todo, debemos evitar preguntas demasiado personales. Nosotros, también debemos evitar que nos hagan este tipo de preguntas. La curiosidad, en muchos casos, está reñida con la buena educación y la discreción.
Seguir el ritmo de la comida. No hay que hablar demasiado para poder seguir el ritmo de los demás comensales. No es correcto estar hablando todo el rato y luego hacer que los demás comensales esperen por nosotros. Debemos seguir el ritmo general de la mesa.
Beber de forma moderada. Cuidado con la bebida. Es arriesgado beber demasiado, bien porque la reunión puede continuar tras el almuerzo, o bien porque se pueden llegar a decir o a contar cosas que no se debía. Decía un autor, del que ahora no recuerdo el nombre, que "la dignidad es la única cosa que no se puede mantener en alcohol".
Pagar: la hora de la cuenta. No hay que insistir en pagar la cuenta. Se puede hacer un leve gesto en el momento de pagar, pero no insistir. Generalmente, paga quien invita. No hay que ser insistentes si nos han invitado. Lo mejor es devolver la invitación en una ocasión o jornada posterior. Eso si, es bueno recordar que cuando devolvamos la invitación, debemos hacer en un sitio de categoría similar. Nada de quedar como un rácano, o nada de tratar de quedar por encima. La invitación debe corresponder con la recibida, es decir, se devuelve en su justa medida.
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Sobremesa: continuar la reunión o despedidas. Si la reunión continua después del almuerzo no debe alargarse mucho la sobremesa. Si se alarga, podemos indicar, de forma educada, que tenemos que tomar un avión o salir de viaje a media tarde. Pero no debemos dar la impresión de querer irnos a toda prisa. Debemos tener en cuenta que, sobre todo en las ciudades pequeñas, el ritmo de vida es mucho más pausado que en las grandes ciudades.
En cualquier caso, una persona bien educada, que se comporta de forma prudente, como lo haría en cualquier otro ámbito no tendrá ningún problema para quedar bien. Una persona educada tiene recursos suficientes para poder afrontar todo tipo de situaciones, por incómodas o extrañas que éstas puedan ser.