¿Qué importancia tiene el protocolo?
«El protocolo es el conjunto de normas y disposiciones legales vigentes que, junto a los usos costumbres y tradiciones de los pueblos, rige la celebración de los actos oficiales».
La sociedad demanda cada día más el cuidado de la imagen pública y el respeto a las normas de comportamiento.
Si tiene suerte, puede que le reciba algún miembro de la Familia Real o igual llama a su puerta una autoridad relevante. A lo mejor el presidente de la Xunta le entrega un premio o distinción por algún motivo. Pero hay que ser realista: estas cosas no ocurren habitualmente. El protocolo no es sólo para el Rey, para un ministro o para un embajador. El protocolo es, hoy por hoy, organización. En la sociedad actual, se juntan los actos sociales y los empresariales, ya que los negocios se realizan en un despacho, en una tienda o durante un viaje. En esos momentos, la imagen personal, profesional y empresarial es decisiva.
«El protocolo es el conjunto de normas y disposiciones legales vigentes que, junto a los usos costumbres y tradiciones de los pueblos, rige la celebración de los actos oficiales».
Esta es la definición más precisa del significado del término protocolo. No obstante, para la sociedad actual, se queda bastante corto.
"El protocolo debería ser un componente fundamental en cualquier empresa"
Margarita García Maneiro, experta universitaria en Protocolo y Relaciones Institucionales afirma: «El protocolo hoy en día no es saber comer un pescado cual cirujano experto. Ni tampoco es algo sólo relacionado con la clase alta. Comienza cuando en cualquier empresa la secretaria descuelga un teléfono».
Un protocolo obsoleto.
Responsable de diversos cursos y redactora de la Revista Internacional de Protocolo, García Maneiro ha presenciado muchos errores de profesionales en este ámbito: «Cuando recibes a alguna autoridad, debes tener en cuenta el Real Decreto de Precedencias. El problema es que hay personas que lo ignoran. Esto ocurrió no hace mucho en un acto en el que situaron a un conselleiro antes que a un alcalde, cuando, según el orden de precedencias de autoridades en las comunidades autónomas, es al revés».
Con respecto al decreto citado, Margarita García es partidaria de que experimente una remodelación, ya que no se adapta a la sociedad actual: «Es del año 1983 y se ha quedado atrasado con respecto a muchos cargos dentro de las comunidades. Otro tema son las parejas de hecho, divorciadas u homosexuales. Están a la orden del día y no se deben olvidar del protocolo, con las invitaciones, por ejemplo. Un profesional debe de estar informado para que los invitados no se sientan heridos por su estado civil o su elección sexual».
Necesario para la empresa.
Esta experta en protocolo es partidaria de expandir el llamado saber estar a ámbitos empresariales: «Hoy en día los actos sociales y empresariales van cogidos de la mano. Por eso el protocolo debería ser un componente fundamental en cualquier empresa, tanto pública como privada. Lo que no puede ser es que llames por teléfono a un Ayuntamiento preguntando por la secretaria del alcalde y te contesten que, como es un pueblo, allí no tienen secretaria».
A su juicio, las relaciones públicas y el protocolo mejoran la imagen de cualquier empresa, y «a veces resulta increíble la cantidad de dinero que se pierde por un comportamiento inadecuado en un acto, celebración, recepción o visita».
Una cuestión que no se suele tener en cuenta en muchos actos es la colocación de enseñas. Para García Maneiro, «es un detalle que puede pasar desapercibido, pero las banderas tienen unas normas muy específicas de colocación, y muchas personas las utilizan tan sólo por adornar. Es un error muy habitual».