El protocolo municipal coruñés
En tiempos del alcalde Vázquez, el protocolo municipal rebasó los límites de la solemnidad para adquirir ribetes cuasi monegascos
El protocolo municipal coruñés
En tiempos del alcalde Vázquez, el protocolo municipal rebasó los límites de la solemnidad para adquirir ribetes cuasi monegascos. Gigantesca guardia de corps con plumas y penachos, maceros, timbaleros, escolta motorizada y escuadrón a caballo, conformaban un carrusel colorista, que el regidor completaba con un retén en traje de gala, para cubrir la escalera de honor. Vázquez disfrutaba contemplando cómo algún visitante se achicaba en la pequeñez de su propia importancia.
El protocolo es una disciplina que exige rigurosas y meditadas servidumbres, es decir, caudalosas virtudes cívicas, en las que siempre prima el sentido común. La proclamada estrechez municipal, cuando se trata del ámbito de las relaciones internacionales, es, por decirlo con benevolencia, excéntrica. Pérez de Ayala, ducho en embajadas, la calificaba de una "ignorancia vanidosa".
Para cumplir de anfitrión, el código secreto, utilizado en el mundo avanzado, exige ilustrarse, previamente, de la personalidad del huésped y de lo que representa, para poder hacer uso de cortesía en el lenguaje y del conocimiento de múltiples peculiaridades, que no están al alcance de todos, pero pueden adquirirse con voluntad y perseverancia.
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Estas consideraciones nos llevan al asombro, cuando hemos observado cómo nuestro alcalde conduce a las diversas personalidades que nos visitan, a firmar en el Libro de Oro de la Ciudad, como si se tratase de rubricar la cuenta en un hotel. Ciertos talantes no pueden ser parcheados, por ejemplo, como fórmulas comunes en el tratamiento. Demuestran pobreza en el diálogo, pésima presentación, y depauperación de la establecida proximidad cordial con el visitante.
Llevar al alcalde de Miami en un utilitario particular deteriora la representatividad del regidor coruñés y su jerarquía como titular de la representación de la ciudad. La renuncia al coche oficial, en circunstancias como las citadas, desviste al alcalde de su cargo y lo convierte en una especie de asteroide sin cuerpo magnético.