El discurso repetido.
Un discurso puede ser interesante pero no tanto como para oirlo varias veces seguidas.
Entre las muchas anécdotas vividas por Don Sabino Fernández Campo, está una sobre la visita de Sus Majestades los Reyes a un centro cultural de un país Hispanoamericano.
La persona al frente de este centro cultural, poco ducho en recepciones de estas características, pronunció un discurso hecho a medida para la ocasión y dirigido a los Reyes de España. Durante la lectura del mismo, y debido a los nervios, se le descolocaron algunos folios del discurso, tratando de ordenarlos de forma nerviosa y apresurada. Pero un error se debió deslizar en esta colocación dando lugar a que el presidente del centro cultural leyera de nuevo una parte del discurso, por segunda vez. El mal rato que pasó, seguramente no se le puede desea a nadie, pero siguió adelante con su discurso.
Ligeramente abochornado, por lo ocurrido delante de tanta gente, y con mucha cautela, trató de ir averiguando las impresiones de los presentes ante tal error o equivocación. Al llegar a Don Sabino Fernández Campo, le comentó si Su Majestad el Rey había dicho algo al respecto. Don Sabino le contestó: "A Su Majestad el Rey le ha gustado mucho pero lamenta que no hubiese leído ese párrafo tan hermoso una tercera vez".