Misterios del Protocolo.
Prácticamente todo el protocolo del enlace está definido.
¿A quién llevará el Rey del brazo el próximo sábado?
Conocer la identidad de la mujer con quien Don Juan Carlos entrará en La Almudena el 22-M está siendo peliagudo. Tanto como saber si alguno de los invitados, polémicos, recalará en Madrid.
Prácticamente todo el protocolo del enlace está definido. Resta conocer, sin embargo, la acompañante de Su Majestad el Rey en La Almudena. Las quinielas se reparten entre Isabel II; la hermana del monarca, la Infanta Pilar, y la madre de la novia. Otro tanto sucede con la presencia de dos mandatarios, Fidel Castro y Hugo Chávez, que aún no ha sido confirmada ni negada.
Oficialmente, la entrada en la Catedral madrileña se efectuará de la siguiente manera. Encabezando el cortejo irán el Infante Carlos y la duquesa de Calabria, les seguirán la Infanta Margarita y el duque de Soria, la Infanta Cristina y el duque de Palma, la Infanta Elena y el duque de Lugo, S.M el Rey y su acompañante. Tras Don Juan Carlos entrarán el Príncipe de Asturias y su madre, la Reina Doña Sofía, seguidos de Doña Letizia y su padre, Jesús Ortiz.
En cuanto a la situación dentro del recinto, y tomando como referencia el altar, la Familia Real se situará a la derecha, mientras la familia de la novia lo hace a la izquierda. Para los invitados también habrá separación: autoridades del Estado a la derecha, Casas reales y jefes de Estado a izquierda.
Hasta ahí todo bien. O casi. Porque se han planteado varias incógnitas que aún no han sido respondidas. Por ejemplo, ¿quién acompañará a Don Juan Carlos? Ese puesto correspondería a una invitada de honor, la Reina Isabel II. El Rey llevaría a la jefa de la Casa Windsor de su brazo como prueba de afecto y compenetración. La presencia de la reina británica había sido prevista hasta el punto de habilitarles aposentos en el Palacio de El Pardo a su séquito y a ella. Pero puede que, a última hora, surjan contratiempos de carácter personal que dificulten su presencia en Madrid el sábado.
Si es así, la solución consistiría en acompañar a la Infanta Pilar, su hermana. Hay, incluso, quien abogando por la relajación del protocolo, asegura que lo hará con la madre de Doña Letizia. Esta hipótesis, en principio, es la más improbable. Aunque con esta boda no hay nada descartable.
Ahí es precisamente donde reside el problema. La situación es novedosa para los encargados del protocolo por el carácter de la prometida y su familia: ella y sus padres divorciados. Ojo, no es una crítica: se trata de una constatación. El asunto supone alguna dificultad, puesto que el padre de la novia, a su vez, está casado. En fin, un embrollo. A ver sino cómo harían ustedes para situar a la madre de la novia, Paloma Rocasolano, y qué estatus le darían, dentro de la ceremonia, a la nueva esposa del padrino, Ana Togores. Por cierto, que don Jesús, casado en la intimidad el pasado 6 de marzo por el alcalde de Pozuelo, tendrá que celebrar su boda el próximo 26 de junio. ¿Asistirá Don Felipe a la celebración de su suegro? Lo más probable. Aunque, con toda seguridad, será menos engorrosa en cuestión de protocolo. Los jefes de Estado de la polémica.
Claro que esto no es nada si se compara con lo que algunos barruntan. La indisposición de varios jefes de Estado de Iberoamérica para asistir al enlace ha sido confirmada: el chileno Lagos, el mexicano Fox, el brasileño Lula, el peruano Toledo... Algunos enviarán su regalo, e incluso a sus señoras para representarlos. Hasta ahí todo normal. El problema lo representan dos de los invitados.
En concreto, el cubano Fidel Castro y el venezolano Hugo Chávez. Aunque ambos siempre han mostrado un comportamiento correcto en sus visitas -aquí y allá- con la Casa Real (Castro llegó a desempolvar un retrato de Don Juan de Borbón en la visita de los Reyes a Cuba), la presencia de ambos en Madrid no deja de ser un quebradero de cabeza. A nadie le agrada que alguien quiera aprovechar la ocasión para hacerse autobombo ese día. Fuera, con perdón, de los verdaderos protagonistas de ese día, que tienen todo el derecho del mundo. En el caso de Chávez, aún se recuerda en Caracas el apoyo español al frustrado golpe de Estado de abril de 2002. Y aunque ha cambiado el Ejecutivo, si el venezolano se presentase en Madrid compartiría espacio en La Almudena y en el Palacio Real con uno de sus mayores adversarios, el magnate de la comunicación Gustavo Cisneros. Pero con esto, sucederá como con el traje de la novia: que hasta el 22-M no sabremos en qué para.