Origen del término protocolo. El Protocolo a lo largo de la historia

En su significado original, venía a decir que 'protocollum' era la primera hoja de un escrito

 

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De dónde viene el término protocolo, su origen y antecedentes históricos

El término protocolo procede del latín "protocollum", que a su vez procede del griego (en griego deviene de protos, primero, y kollom, pegar, y refiere a la primera hoja pegada con engrudo). En su significado original, venía a decir que "protocollum" era la primera hoja de un escrito. La primera hoja en la que se marcan unas determinadas instrucciones. Esta definición marca el inicio de lo que más tarde será el verdadero significado del término protocolo.

Lo cierto es que el término protocolo, con su significado actual, es relativamente reciente. Aunque su etimología se remonte a tiempos mucho más lejanos, el uso que le damos hoy en día como un conjunto de reglas, formalidades o usos que se siguen en todo tipo de actos y ceremonias tiene apenas algo más de un siglo.

El origen griego del protocolo

Pero otros autores, como Escriche, afirman que el origen del vocablo viene del griego. Protos viene de primero en su línea y de origen latino collium o collatio que significaría cotejo.

Cómo define el término "protocolo" la R.A.E.

Según el diccionario de la Real Academia Española -R.A.E. -, entre otros significados, protocolo es: La regla ceremonial, diplomática o palatina establecida por decreto o por costumbre.

Algunos historiadores indican que existían términos y expresiones protocolarias en documentos tan importantes como el Código de Hammurabi, en los jeroglíficos del antiguo Egipto y en otras muchas referencias escritas.

El protocolo a lo largo de la historia

Si algo ha hecho evolucionar al hombre, amén de los inventos, esto ha sido la educación. Desde los tiempos más remotos se conoce la existencia de pautas sociales y normas de comportamiento. Desde que el hombre está sobre la tierra siempre ha tenido ciertas formas de comportamiento ante determinados eventos. Aunque todas estas reglas las encontramos repartidas a lo largo de toda la historia, hay un hecho definitivo y claro que nos da un punto de partida relevante: la creación de la corte. Este hecho dará un auge definitivo a todo lo relacionado con las buenas maneras y las reglas de comportamiento.

La nobleza, se comentaba en esa época, no se lleva solamente en la sangre, sino en la manera de comportarse ante el Rey y ante el pueblo. Un hecho que debemos tener siempre presente en nuestra vida diaria. Se puede ser rico, culto e incluso un genio, pero todos somos personas y hay que comportarse educadamente con los demás. El auge de las buenas maneras era glosado por los trovadores y recogido en las novelas de caballería donde se daban consejos sobre cómo ser una dama o un caballero educado.

El término protocolo, procede del latín "protocollum"

Entre los libros publicados destacamos "El Cortesano" de Baltasar de Castiglione, un punto de referencia en el mundo de las buenas maneras.

"El Cortesano" podemos decir que fue el primer libro con profusa información sobre el comportamiento educado. En él se hace referencia de manera detallada a muchos aspectos del protocolo y de las normas de comportamiento de aquella época.

Los buenos modales no pasan de moda, evolucionan

Aunque muchas de las reglas se van quedando obsoletas o es necesario someterlas a una transformación importante, la buena educación nunca pasa de moda. Ser educado no es una moda, es algo inherente a nuestra condición humana. Nos hace más libres y más tolerantes.

Saludo de cortesía Besar la mano. Viaje Oficial al Reino de Bélgica de los reyes de España Felipe VI Y Letizia Ortiz Casa de S.M. el Rey - Borja

Ser educado no es una cuestión de modas o tendencias, aunque algunos piensen lo contrario. Ahora bien, tampoco se debe abusar y caer en la pedantería. Todos los excesos son malos. La buena educación abre muchas puertas y dice mucho de las personas. Dice una conocida frase de Talleyrand, Príncipe de Benevento: "Solo los tontos se ríen de la buena educación".

Fingir no vale de nada

Hay que ser natural en nuestros modales y no forzarlos. Una frase que será muy utilizada en esta web: si no sabe, es mejor no fingir (puede caer en un ridículo espantoso); observe al resto de la gente como se comporta (o lo que es lo mismo "donde fueres haz lo que vieres", aludiendo a lo importante que es tener una buena capacidad para observar cómo se comportan las personas que tenemos a nuestro alrededor).

Ya lo decía el Duque de la Rochefoucauld: "Nunca se hace tanto el ridículo por las cualidades que se tienen como por las que se aparentan tener".

"Preguntando se llega a Roma"

Preguntando se puede adquirir conocimiento. De cualquier manera, siempre es mejor preguntar que actuar por nuestra cuenta, a riesgo de hacerlo mal. Las costumbres son muy diversas y podemos "molestar" sin darnos apenas cuenta. Lo que para algunas culturas tiene un determinado significado para otras nos parece totalmente extraño, pero no por ello debemos dejar de actuar de un modo respetuoso .

Resumiendo, un talante abierto, nos permitirá actuar en cada momento de la forma más adecuada. Precisamente el protocolo trata de aunar esfuerzos para que estos "problemas" no surjan en grandes actos o eventos con diferentes culturas y participantes. Los buenos modales y las reglas de cortesía están para unir y facilitar la convivencia, no para dividir ni hacer distinciones que nos separen a unos de otros.