De la urbanidad con los vecinos, en verso
No por la envidia inspirado te goces en que padezcan; no quieras que te aborrezcan, que es muy triste ser odiado
Los niños y la buena educación con los vecinos. Buenos modales con los vecinos
Aquella urbanidad
Se con todos generoso,
nunca con actos mezquinos
molestes a tus vecinos
imprudente y caviloso.
No por la envidia inspirado
te goces en que padezcan;
no quieras que te aborrezcan,
que es muy triste ser odiado.
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No alimentes baladí
maligna murmuración;
si no tienes compasión
¿Quién la ha de tener de ti?
No gozándote en el mal,
piedras arrojes sin tino
al tejado del vecino
porque el tuyo es de cristal.
No siembres el desconcierto
con voces desaforadas,
ni con locas carcajadas
que no estás en un desierto.
No hacia las casas ajenas
mirando estés todo el día;
no hagas el papel de espía
porque de oprobio te llenas.
Si por desdicha cruel
tu vecino llanto vierte,
ten compasión de su suerte,
se generoso con él.
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Su desventura comprende,
ve con respeto su llanto;
suspende tu alegre canto
y hasta tus juegos suspende.