Las reglas de cortesía en las visitas. III

Cuando tenga Vd. que ausentarse del pueblo en el que viva ¿qué practicará por atención a las personas que en él tenga conocidas?

La urbanidad en verso. 1851.

 

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Las reglas de cortesía en las visitas

Cuando tenga Vd. que ausentarse del pueblo en el que viva ¿qué practicará por atención a las personas que en él tenga conocidas?

Cuando del pueblo
en que yo vivo
en ausentarme
sea preciso,
despedirme
de mis amigos
y otras personas
a que visito,
y ofrecéreme
a sus servicios
yendo a su casa
para lo dicho;
pero también
puedo, así mismo,
manifestárselo
en un escrito.

Cuando Vd. tenga que visitar a un enfermo, ¿qué hará?

Al entrar en casa
de un amigo enfermo,
primero informarme
de su salud debo,
mostrando la pena
que siento por ello,
y que vivamente
la mejora anhelo.

Así que a la vista
llegue del enfermo,
debo saludarle
con semblante atento,
y por sn salud
preguntarle luego
con voz afectuosa
y expresivo acento;
debiendo abstenerme
de hablarle muy recio,
y de colocarme
muy cerca del lecho.

También me abstendré
de hablarle de objetos
que de mal humor
pudiesen ponerlo;
pues muy al contrario,
distraerle debo
de la enfermedad
que está padeciendo,
y hacer cuanto pueda
por darle consuelo
y entera confianza
de pronto remedio.

Por fin, cuando me haya
despedido, debo
ofrecerme en todo
cuanto servir puedo
a los de la casa,
para todo aquello
que pueda ser útil
en algo al enfermo.

De aquestas visitas
se acortará el tiempo
que para las otras
prefijado habernos.

Cuando a Vd. le participen algún himeneo o alumbramiento, ¿qué practicará?

A los novios cuyo enlace
se me hubiere noticiado,
de mí exige la política
que vaya a felicitarlos,
y si algún alumbramiento
me hubiesen participado,
iré a practicar lo mismo
que he dicho en el primer caso.

¿Cuando alguno nos haya invitado a asistir a unas bodas o a un entierro, ¿qué deberemos practicar en caso de que hayamos asistido, y qué practicará aquel que nos haya convidado, en caso contrario?

Cuando alguno nos haya invitado
para algún casamiento o entierro
en el cual asistido no hayamos,
visitarle nosotros debemos;
advirtiendo, que aquesta visita
a nosotros aquel debe hacernos,
si a la tal ceremonia o función
asistido nosotros hubiésemos.