Carta de amor de Fontenelle a una joven inglesa
Se dice que un caballero inglés os ama, y que no os parece costal de paja...
Carta de amor entre un joven francés y una joven inglesa
Aquella urbanidad
Corren de Vd., señorita, ciertas hablillas: se dice que un caballero inglés os ama, y que no os parece costal de paja. Pero, ¿os burláis? ¿Había que pasar el mar para venir a amar un inglés en Francia? ¿De qué diablos os sirve el viaje? Vea Vd. lo que hace perder el trabajo de ir a países extranjeros, cuando no se trata en ellos más que con gentes de su nación. ¡Ah! concedednos a lo menos el tiempo que paséis entre nosotros.
Como conozco yo que la Inglaterra tiene mucho miedo de que no os le escapéis, porque procura deteneros por miedo de un inglés amante. Pero hacéis con eso un grande insulto a la Francia despreciando todos sus caballeros. Mire Vd. un poco más por sí, que la Francia, no está en el día en estado de que vengan a burlarse de ella; y yo que al presente os hablo, soy tan celoso por mi patria, que nada omitiré para vengarla de Vd., y aun puedo deciros lo que Escévola a Pórsena: "si no salgo con mi intento, todavía quedan trescientos conjurados"; y podéis estar persuadida de que no se os dejará en paz.
Habéis respondido a los que os daban vaya con el caballero inglés, que lo amabais por la comodidad de poderle hablar, y de entenderle; pero no os vale esa excusa, porque vuestro inglés solo entiende lo que le decís; y un francés entendería cien cosas que no le dijerais; éste leería en vuestros ojos, lo que aquel espera que pronuncie vuestra boca.
Te puede interesar: Cartas de época. Correspondencia de otras épocas
Además, de esto aseguro a Vd., bajo mi palabra, que dentro de poco sabríais nuestra lengua, que no es muy difícil, sino para las personas que no aman; mas luego que se tiene un amante francés, nuestra lengua es muy fácil. ¡Oh!, si los extranjeros supieran esto, la estimarían menos, y por eso no se revela a todos este secreto.
Vaya, aquí se tiene por una de aquellas gramáticas tan extensas, y por unos métodos que jamás se les ve el fin; pero para Vd. se hubiera hecho la gracia de acortar este camino. Oiga Vd., señorita: todavía es tiempo; bien podía Vd. aprender un poquito de francés conmigo.