Carta de un joven recomendando su prometida a un amigo suyo.
Carta y su correspondiente contestación de un joven recomendando su prometida a un amigo suyo.
Carta de un joven recomendando su prometida a un amigo suyo.
Sr. Joaquín Argemir.
Tarrasa.
Sabadell 20 de enero de 185..
Estimado Joaquín:
Un nuevo favor voy a pedirte, sin que por él me vea obligada a su correspondencia, porque puede decirse muy bien que en ese favor más gana el favorecedor que el favorecido. Vamos al caso, pues.
He recibido el billete de convite para el baile que dais en esa villa el día de la fiesta mayor, y te quedo agradecido; pero como padre se halla en cama aquejado por una enfermedad, aunque no muy grave, no puedo complacerte asistiendo personalmente al baile a que me invitas. Sin embargo, como en el billete se convida a mi prometida Teresa, y considerándome en mis ilusiones una misma persona con ella, la he comprometido a que venga con su madre a disfrutar de vuestras amenas diversiones; esperando que la tributarás todos los obsequios propios de un cumplido caballero, y que como a buen amigo vigilarás su inmunidad.
No puedo despedirme de ti sin inculcarte bien que debes considerar a Teresa colocada en mi lugar, y que por tanto no debes descuidar que tus obsequios tienen un límite señalado. Tu amigo, Juan.
Contestación.
Sr. Juan G.
Sabadel!.
Tarrasa 21 de enero de 185..
Querido Juan:
Empiezo por donde tu concluyes. No temas que me extralimite, porque sé colocarme en tu situación; he amado, he vivido en el amor, y recuerdo muy bien los pesares que me han atormentado cuando he debido separarme por algún tiempo del objeto adorado. Si para más tranquilizarte quicres un resguardo, te extenderé un recibo de Teresa y su madre, prometiendo formalmente al pie del mismo reintegrarte el objeto recibido tan puro e inmaculado como antes. Me desvelaré por complacer a tan amables señoras; pero nunca descuidando la cuestión de los límites.
Celebraré que tu padre se alivie; si mañana se encuentra mejor, ponte en camino, porque esperamos que los bailes serán muy lucidos.
Joaquín Argemir.