Los ingleses están tratando de recuperar las buenas maneras
En el Reino Unido hay preocupación porque el inglés de hoy se acerca más al temible hooligan que al lord educado
Las 'buenas maneras' de los ingleses: hay que recuperarlas
En el Reino Unido hay preocupación porque el inglés de hoy se acerca más al temible hooligan que al lord educado.
Parece que quedó en el pasado la imagen del hombre con gabardina que elige las mejores palabras y las acompaña con finos gestos. Ahora abunda el joven que anda en patota (pandillas de chicos jóvenes), grita y toma alcohol.
Una muestra visible de esa preocupación es el libro "Talk to the hand" (Háblele a la mano), escrito por Lynne Truss, también autora de un best seller sobre la puntuación.
Pero no es la única prueba de la angustia por el declive de las buenas maneras. La iniciativa del primer ministro, Tony Blair, para erradicar los actos antisociales también lo demuestra. No se trata, en este caso, de encarcelar delincuentes, sino de tomar medidas para recuperar el respeto en la sociedad.
La televisión... y todos los demás también pueden ayudar
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"Háblele a la mano, porque la cara no está oyendo", es una frase que se repite en un programa de televisión en Inglaterra, mientras quien habla extiende el brazo con mala educación. Y eso es lo que no quiere hacer Truss.
Por eso habla a todos, desde el libro que lanzó recientemente, y pide, con humor, que todos ayuden a combatir las malas maneras que abundan. Ella, por su parte, se compromete a dejar de gritar a los muchachos que andan en monopatín. "Por si eso ayuda", señala.
Pero no se trata de una versión nueva delManual de urbanidad de Carreño, sino de un documento que evalúa el impacto de las nuevas costumbres en las relaciones humanas.
Los ipods y los celulares nos aíslan en nuestras burbujas y dificultan que pensemos en los demás. Y la buena educación, dice Truss, es cuestión de imaginación: ponerse en el lugar de la otra persona. Las buenas maneras dan coherencia a la sociedad y marcan el territorio de cada uno.
La televisión es otro blanco y los llamados realities están en el centro, con concursantes groseros y que se tratan mal entre sí.
Truss señala también que ya no se suele pedir perdón. A menos que lo haga una máquina de las que contestan el teléfono en las empresas y solicitan, con el mejor tono, el favor de esperar en la línea.
Pedir perdón va más allá de las simples palabras. Es aceptar la culpa de algo. Es asumir una responsabilidad. Los buenos modales pasan, pues, por no echarle la culpa a algo o alguien, como se suele hacer.
Truss no es la única preocupada por los malos modales ingleses. El gobierno de Tony Blair también aboga por la abolición de actos que violan el respeto hacia los demás y para ello está dispuesto a penalizarlos. Desde botar basura hasta beber alcohol en el transporte público; desde abstenerse de fumar en los lugares cerrados hasta pedir a los padres que eviten que los muchachos expulsados del colegio salgan a la calle en los primeros días del castigo.
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Blair busca la aceptación de lo que ha denominado "unidad del respeto", una campaña que comprende 40 medidas como las citadas.
Su espíritu educador se hizo evidente cuando apoyó la decisión de un centro comercial que prohibió la entrada a grupos de jóvenes vestidos con sacos de cachucha (gorra,visera). La guerra no es contra esa prenda de vestir sino contra los muchachos que pintan grafitos en las paredes, rompen botellas en las calles, gritan borrachos y atemorizan a los demás. Contra los que piden que se les hable a la mano. Contra los maleducados.