En la mesa y en el juego se conoce al caballero.
De la misma manera que decoramos la mesa y embellecemos todo lo referente al servicio, los comensales deben hacer grata la hora de comer, presentándose de manera limpia y grata a la vista.
Convivencia Social. Formación Familiar y Social. Tercer curso.
Modales en la mesa.
Bien, ya sabemos servir la mesa, con todas las reglas del arte. ¿Cómo ha de comportarse el comensal?. El comensal, sea en la intimidad, o esté invitado, nunca debe sentarse a la mesa sin cepillarse, lavarse las manos y peinarse. De la misma manera que decoramos la mesa y embellecemos todo lo referente al servicio, los comensales deben hacer grata la hora de comer, presentándose de manera limpia y grata a la vista.
La cualidad más indispensable del cocinero es la exactitud; debe ser también la del convidado." (Brillat Savarin.) (Brillat Savarin, escritor francés muy «gourmet», que escribió un libro titulado «Fisiología del gusto». Sus aforismos o sentencias sobre el arte de comer son famosos).
Los modales en la mesa han de ser correctos.
Compostura.
No es el comensal el que debe inclinarse sobre la sopa, es la cuchara la que debe subir hasta la boca del comensal.
No debemos comer inclinándonos sobre el plato como si éste fuera el pesebre, sino que nos serviremos de los cubiertos para hacer llegar la comida hasta nuestra boca, guardando una postura derecha, en ángulo recto con el asiento de la silla y con la mesa.
Tenemos que tener en cuenta a nuestro vecino, así que nuestro brazo permanecerá paralelo a nuestro cuerpo, y no en ángulo recto con él.
Ruido.
No haremos ruido al masticar, ni masticaremos con la boca abierta.
No bebas mientras haya comida en tu boca.
No masticarás la comida con ese ruido ingrato tan molesto para el vecino, ni tomarás la sopa sorbiendo despreocupadamente.
Chocar con el plato o con los vasos, hacer ruido con el tenedor o con el cuchillo es de un efecto desagradable.
Paciencia.
No empezaremos nuestra sopa, nuestra carne o nuestro pescado, hasta que todos los comensales estén servidos.
No te levantes de la mesa antes de hacerlo la dueña de la casa.
Discreción.
Si ves una mosca, ten la bondad de disimularlo al vecino y devuelve el plato con un pretexto para que no lo noten.
No estornudes sobre la mesa, y si necesitas usar el pañuelo, vuélvete ligeramente de un lado, separándote un poco de la mesa.
Nunca debes criticar los platos servidos, y si hubiese algún contratiempo (por ejemplo, un cabello, una mosca en el caldo), haz que no lo noten, ni llames la atención de otro para quitarle el apetito.
Nunca debes escoger.
Acostúmbrate cuanto antes a observar estas reglas.
Si te presentan un plato que no te gusta vence la repugnancia y come, aunque sea en menor cantidad. Es un medio excelente para educar la voluntad.
Algunas personas antes de comer pasan la servilleta por los platos o cubiertos; esto es una ofensa grave a la dueña de la casa.
Si no tienes costumbre de beber, toma poco vino; de lo contrario te pondrás sofocada y con aire torpe.
Ten prudencia y cautela en el uso de los excitantes; modera tus gustos y sé sobria en el uso del té, café y similares.
Abstente en lo posible de las bebidas alcohólicas, de picantes y salados.
Los que se indigestan y se emborrachan no saben ni beber ni comer. (Brillat Savarin.)
Servilleta.
Extiende la servilleta sobre tu falda antes de empezar a comer. No la conserves plegada sobre la mesa. Cuando termines totalmente la comida, déjala a tu derecha a medio doblar.
Cubiertos.
A cada plato, cuando lo has terminado, coloca en el mismo el cuchillo y el tenedor, de modo que se crucen y perpendiculares a ti.
Palillos.
Aunque en la mesa haya una cajita con palillos de dientes, no los uses nunca; es de muy mal gusto y desagradable para el resto de los comensales.
Significación de estas reglas.
Todo lo que se refiere al servicio de comedor conviene que lo aprendáis, pues, como dijimos, es una tradición que revela civilización, ya que este orden y belleza y compostura suaviza u oculta la parte prosaica y animal que representa nuestra necesidad de alimentación, y hace grata y bella esta hora tan ineludible y familiar.
Simplificar.
Pero todo el aparato de servir que habéis aprendido en la primera y segunda lección no es necesario. A veces no podemos tener servicio doméstico, pues nuestros medios no nos lo permiten, y entonces tenemos que simplificar.
Pero tratemos de simplificar guardando el orden, la limpieza y haciendo el servicio lo más lógico y agradable para todos.
Sabiendo estas reglas, tratemos de adaptarnos a ellas aunque simplifiquemos. Pero si bien, como se dice, podemos simplificar el servicio, nunca podremos prescindir de nuestra compostura personal en la mesa.