Cómo actuar según el protocolo

Dos hombres jamás se saludarán con dos besos en la mejilla, a no ser que sean padre e hijo, cosa que en la realidad no sucede así en algunas ocasiones

El Mercantil Valenciano

 

Protocolo cotidiano. Jóvenes charlando mientras caminan por la calle foto base jp26jp - Pixabay

Saludos, tuteos, conversaciones... el protocolo en nuestra vida diaria

A un miembro de la Casa Real se le saluda con una leve reverencia. Esta norma protocolaria, que la mayoría de los mortales no realizará jamás en su vida, es mucho más conocida que otra bien sencilla y del día a día: nunca se saluda con las gafas de sol puestas.

Y es que las normas de protocolo han traspasado la línea del mundo empresarial o diplomático para instalarse en la vida cotidiana. Estos y otros conceptos son los que se tratan en un curso de Iniciación de Protocolo para mostrar las claves de la "perfecta educación".

Reglas de comportamiento y cortesía para el día a día

- Dos hombres jamás se saludarán con dos besos en la mejilla, a no ser que sean padre e hijo.

- Prohibido hablar de sexo, política, religión o fútbol con un interlocutor desconocido.

- Modular la voz, cuando hablamos con otros personas.

- Dirigirse a la otra persona, siempre, de usted.

- Acudir a una cita con la máxima puntualidad.

- No conversar con la boca llena.

- Evitar las palabras malsonantes y estudiar el vestuario al detalle, dependiendo de la ocasión.

- En las bodas, el típico "que se besen, que se besen" pasó a la historia y si el arroz se sustituye por pétalos de rosas, mejor que mejor.

El protocolo ha traspasado la línea del mundo empresarial para cobrar importancia en las relaciones entre las personas. Las empresas cuidan cada día más su imagen. En cualquier acto o evento que se precie, todo debe salir perfecto. Desde que se abra la puerta hasta que se sirva el catering o se pronuncien los discursos. Pero en el día a día... ¿necesitamos saber las claves del protocolo? "Definitivamente, sí". La repuesta es de Nelsi Bernal, la experta en protocolo que ha realizado este fin de semana un curso intensivo en la academia Adbanta, de Valencia.

Nelsi Bernal insiste, sobre todo, en la importancia de la imagen. Y es que compartir una cena con alguien que incumple unas normas "básicas" del protocolo dice "mucho de esa persona". Sin embargo, insiste en que se trata de normas "sencillas" que están incluidas en el "manual básico de la buena educación".

El saludo: ¿dar la mano o dar un beso?

Cuando saludamos por primera vez a una persona siempre le debemos dar la mano. Los besos en la mejilla tan sólo los utilizaremos cuando tengamos "mucha confianza con el interlocutor". Sin embargo, la experta en protocolo fija la atención en la manera de tender la mano. Un apretón firme "potenciará la confianza y el respeto". Si al dar la mano, ésta se mantiene flácida, "nuestro interlocutor entenderá que somos débiles y que no sabemos comportarnos". "Debemos hacerlo con firmeza y aguantando el saludo unos segundos", añade. Y puntualiza: "pero tampoco se trata de romperle la mano a nadie".

Los dos besos sólo se utilizarán "cuando exista una confianza evidente" y jamás entre dos hombres, a excepción de que sean familia "porque nadie puede negar que un padre y un hijo se besen". La tendencia española de saludar con dos besos a todo aquel que entre en una presentación queda "completamente fuera de la línea protocolaria". Además, Nelsi Bernal insiste en otro punto fuerte del saludo: siempre hay que mirar a los ojos. Aunque se tenga el sol de cara y las gafas de sol sean graduadas "hay que quitárselas y mirar a los ojos a quien estamos saludando". Y eso, añade, es "más educación que protocolo".

¿De usted o de tú? ¡Cuidado con el tuteo!

Para cumplir con las normas de protocolo siempre hay que dirigirse de usted al resto de los acompañantes. Sean de la edad que sean. Y tenga uno la edad que tenga. Es decir, que un señor de 70 años tutee a uno de 35 incumple el protocolo. Y viceversa. "Esto también está completamente en desuso en este país. Sólo pasaremos al tuteo cuando nos lo indique expresamente el interlocutor. Jamás antes, por raro que nos parezca", recalca Nelsi Bernal en el curso.

Puntualidad: cortesía de reyes y deber de caballeros

Existe una premisa en el protocolo clara: jamás hay que hacer esperar. Ni cinco, ni diez minutos. "Nuestra imagen dejará mucho que desear. Hay que prever el tráfico o los imprevistos si vivimos lejos. Nada debe hacer que seamos impuntuales. No hay excusa para llegar tarde", afirma la experta.

Móvil apagado: menos 'conexión', más conversación

En cualquier acto social que se precie hay que apagar el móvil. La experta asegura que no hay peor imagen que "la de alguien hablando por el teléfono mientras su interlocutor espera mirando hacia los lados, y sin saber qué hacer". Incluso en una cena con amigos. "¿Tan necesario es estar siempre conectado cien por cien? Hemos vivido años sin teléfono móvil y deberíamos acostumbrarnos a que sea una herramienta de trabajo que no interrumpa nuestra vida social", asegura Bernal. "Por supuesto -incide la experta- el móvil debe estar apagado en el cine, teatro y actos varios. Que moleste la melodía es un signo inequívoco de mala educación".

La conversación: ¿de qué podemos hablar?

El protocolo asegura que para crear un "buen ambiente" no hay que establecer una conversación que pueda incomodar al interlocutor. Por ello, hay que evitar hablar de política, religión, sexo o fútbol, en un primer encuentro. "No sabes cómo es tu interlocutor, ni que piensa. Por ello evitaremos conversaciones conflictivas que generen discusión. No queremos discutir", asegura. La experta recomienda algo tan sencillo como "hablar del tiempo". "Muchas veces se critica a los ingleses por iniciar las conversaciones de esta manera tan frívola. Diciendo si hace mucho calor, o mucho frío. Pero lo cierto es que ayuda a romper el hielo. A partir de ahí ya podemos preguntarle cosas sobre su persona: de donde es, en que trabaja, si tiene hijos...", asegura la experta. Además, Bernal insiste en hablar "de manera pausada", modular la voz y "no monopolizar la charla. Todos deben participar".

En la mesa: reglas de etiqueta y comportamiento

Los codos encima de la mesa están "terminantemente prohibidos". "Jamás los apoyaremos. Buscaremos otras posturas pero es una clave del protocolo que no podemos olvidar". Nelsi Bernal afirma que uno de los comportamientos más usuales que rompen el protocolo es "hablar con la boca llena. Y eso pasa, dando una imagen nefasta". No hay que empezar a comer hasta que todo el mundo tenga la comida servida y hay que utilizar los cubiertos correctamente. Si hay que llamar al camarero se hará con "un leve gesto con la mano".

Las presentaciones: ¿quién presenta a quién?

Cuando se trata de presentar a dos personas, primero se anuncia al de menor edad. El protocolo también ha evolucionado y ahora las mujeres ya no tienen que esperar a ser presentadas por un hombre, y también ellas pueden relacionarse y presentar al resto.

El anfitrión: cuidar de sus invitados

Si se trata de ser el anfitrión de una fiesta o un acto, la clave es "pensar en lo que quieres ofrecer y en lo que le gusta a tus invitados". En función del número de personas y del motivo de la celebración "organizaremos una cena en casa o en un restaurante. Hay que pensar en todo. Incluso en si podrán aparcar con facilidad".

Saber vestir: elegir el vestuario adecuado para la ocasión

Es fundamental y hay que hacerlo "con gusto". Las mujeres, cuando lleven falda o vestido, "lucen pierna y deben llevar un tacón alto. Nada de ir plana ni con 'taconcito' cuadrado". Los hombres, llevarán chaqué en las bodas y frac en los "grandes eventos". Los hombres jamás llevarán pantalón corto ni se cubrirán la cabeza con gorro o sombrero.