Cosas que debes hacer cuando te presentan a alguien por primera vez
Un simple apretón de manos, ni muy débil ni demasiado 'intenso', es más que suficiente para saludar a una persona que nos acaban de presentar
Cómo quedar bien y no morir en el intento cuando nos presentan a una persona
A menudo ocurre que cuando nos presentan a una persona o grupo de personas no sabemos muy qué hacer o qué decir. La primera regla de oro es muy sencilla: simplemente ser educados y prudentes.
Puede que no sea nada fácil caer bien al principio -y al final, porque no podemos caerle bien a todo el mundo- pero todo es cuestión de seguir algunos sencillos consejos.
Ir bien vestidos, acorde a la ocasión
Ir mal vestido es una forma de hacerle un desaire a los anfitriones o a las personas que nos van a recibir. Nuestra ropa dice mucho de nosotros. Debemos tener en cuenta que nuestro aspecto exterior es nuestra carta de presentación. Algunas veces no es cuestión de la ropa, sino de la manera de llevarla. Una camisa por fuera del pantalón, una combinación que se ve por debajo de una falda, etcétera. Son descuidos que pueden dar una mala imagen.
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Presentaciones correctas, sin demasiada familiaridad
Un simple apretón de manos, ni muy débil ni demasiado 'intenso', es más que suficiente para saludar a una persona que nos acaban de presentar. Es mejor olvidarse de besos en la mejilla, abrazos, palmadas en la espalda, etcétera. Eso queda para ámbitos más familiares o de mayor confianza.
Escuchar el doble de lo que hablamos
Escuchar puede resultar algo más complicado de lo que creemos. Porque puede que no entren ganas de responder a opiniones que no compartimos o intervenir en temas que dominamos -sin parecer arrogantes o tratar de dar lecciones a nadie-. Muy bien, pero tenemos que esperar nuestro turno. Nada de interrupciones. Y por supuesto, prestar atención al que habla. No hacerlo es una forma de menosprecio.
Recordar los nombres de las personas
Un fallo muy habitual, es olvidar el nombre de la persona que nos han presentado. Para algunos puede ser un hecho imperdonable. Para otros, simplemente hay que preguntarlo de forma educada: "Disculpe, pero en este momento no recuerdo su nombre". Es mucho mejor que tratar de adivinar su nombre al azar o generar verdaderos circunloquios para no tener que decir su nombre.
Hablar de uno, lo menos posible
Entrados en conversación se puede comentar una anécdota del trabajo, de un viaje, etcétera, pero no debemos contar nuestra vida personal de un modo muy detallado. No importan los detalles íntimos de nuestra vida, ni presumir de la vida que llevamos. Así, no vamos por buen camino.
Tener gestos de cortesía
Las personas bien educadas suelen caer mejor a casi todo el mundo. Claro está, siempre que no se caiga en la pedantería.
Acercar una silla, ceder un asiento, ayudar a ponerse un abrigo o una prenda de vestir similar, recoger un objeto del suelo... hay decenas de gestos de cortesía que se pueden hacer y que ayudan a mejorar la percepción que los demás tienen sobre nosotros.
Resumiendo, como en cualquier acto, ceremonia o evento social al que asistamos, simplemente hay que saber estar. Tener un comportamiento educado, respetuoso y prudente. La buena educación es una fórmula infalible para tener éxito en todas las esferas de nuestra vida.