Protocolo y reverencia femenina. Doblar la rodilla
Reflexión sobre le tema de la reverencia femenina
La reverencia femenina: vieja etiqueta cortesana
La reverencia femenina 'doblando la rodilla' ante los reyes, como la efectúan las ministras y las presidentas de las Cortes mientras que sus esposos sólo dan un saludo con la cabeza resulta 'paradójico y pintoresco'. Una 'imagen durísima', 'injustificable para el talante democrático de la sociedad e instituciones europeas', según expuso en el Congreso Internacional de Protocolo, María Teresa Otero, profesora de la Universidad de Sevilla, que atribuyó esta costumbre a una norma no escrita de vieja etiqueta cortesana.
En las sesiones del encuentro que se celebró en Palma de Mallorca, Otero acompañó su celebrada ponencia con imágenes de personajes en desequilibradas situaciones y criticó el 'síndrome de la primera dama' de las consortes y los 'gobiernos domésticos paralelos'.
Protocolo 'no es más que el código que sistematiza el espacio y el tiempo en el que se mueve el poder', reseñó para reclamar cambios adecuados al Estado democrático de derecho, que eliminen desigualdades, preeminencias de género, la omnipresencia social de autoridades o el corporativismo de los estamentos militares y religiosos, en detrimento de los representantes de la sociedad civil.
Te puede interesar: El besamanos, una cortesía en desuso
En este sentido, la profesora reseñó el ejemplo que se ha dado en los Estados Unidos, con las actividades de la Casa Blanca en la época de Bill Clinton y en la ceremonia religiosa ecuménica con motivo de los atentados del 11 de septiembre.
Pero el boato, la piramidal concepción ceremonial de culto, no es atribuible en exclusiva a las monarquías y a las derechas: 'Ahí está el protocolo que se inventó François Mitterrand para la Presidencia de la República, la China de Mao o la Cuba de Fidel Castro', dijo Otero.
Trescientos expertos en relaciones institucionales o externas, ceremonial y hasta en liturgia de la iglesia o protocolo de la OTAN, el Comité Olímpico Internacional o el Poder Judicial, plantean las innovaciones en un sector que en España ocupa a 12.000 personas. En la profesión no se incluyen ilustres damas, populares e hijas de famosas que actúan de relaciones públicas o imagen para discotecas o joyerías.