Saludar, iniciar un acercamiento
Las relaciones entre las personas comienzan con un saludo previo, que es la forma de propiciar un acercamiento entre ambas
Establecer una comunicación inicial: saludar
El saludo, el principio de una relación
El saludo, verbal o gestual, es una forma cortés de acercamiento entre dos personas que se conocen -saludo- o que no se conocen -saludo y presentación, o saludo de cortesía-. El saludo es una forma de atención y cortesía hacia una persona cuando se encuentran o cuando se despiden.
El saludo en todos los ámbitos
Este acercamiento entre personas se da tanto en el ámbito social como en el familiar o laboral. Es una forma cordial y cívica de establecer una comunicación con otras personas con las que convivimos. Este gesto de cortesía, es una forma de establecer una relación de proximidad con otra persona.
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El saludo es una manera de demostrar, como hemos dicho, cordialidad al establecer un vínculo, temporal o permanente, con otra persona. No es necesario conocer a la otra persona para saludarla, cuando es un gesto de cortesía. Un saludo al entrar en una tienda, en un ascensor, en una sala de espera, etcétera, es solo una muestra de buena educación.
La negación del saludo
La negación del saludo indica todo lo contrario, hostilidad, enemistad o distanciamiento. Se suele negar, por regla general, a una persona con la que alguien se lleva mal o tiene una enemistad manifiesta, por la razón que sea. No obstante, el saludo debería seguir siendo una muestra de buena educación, como gesto de cortesía, dejando a un lado los problemas personales.
Sirva de ejemplo la anécdota de Voltaire , reconocido ateo. Un día paseando por la ciudad al ver una imagen de Cristo en la cruz, se quitó el sombrero como muestra de respeto. Jocosamente, una persona que le conocía le dijo: "Qué, ¿ya nos llevamos con Dios?" A lo que él respondió: "No nos hablamos, pero nos saludamos". La educación ante todo.
Saludar siempre: no hay excusa
El saludo debe estar presente a todas las hora del día y en todos los lugares. No hay disculpa, o no debería haberla, para no hacer un simple gesto de cortesía que nada cuesta y que dice mucho de una persona.
La costumbre de cada ciudad, región o país, puede cambiar la forma de saludo, pero no su uso -dar la mano, un beso, frotar la nariz, hacer una reverencia, etcétera-. Cualquiera que sea su forma siempre tiene la misma finalidad, el mostrarse educado cuando está cercano a otras personas.
El saludo sí que puede ser más o menos ceremonioso, en función de la persona a la que vayamos a saludar, pero cumpliendo siempre su objetivo: ser amable, cortés y educado al acercarnos a otra persona.