Obligaciones para con Dios y sus Ministros. Lección tercera.

El respeto a Dios, a sus representantes en la tierra y el comportamiento ante los Ministros de la Iglesia.

Reglas de Urbanidad para niños y niñas. Imprenta José Matas. 1843.

 

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Obligaciones para con Dios y sus Ministros.

* Pregunta. ¿Qué debemos a Dios? (Nota 1)

Respuesta. Siendo el autor de cuanto existe, al levantarme debo ante todas cosas dirigir hacía él mi pensamiento, haciéndolo con toda humildad y con el más profundo respeto.

Nota 1. Sí ponemos esta pregunta y algunas más relativas a los deberes que tiene que llenar el hombre para con Dios, es solo con la idea de conformarnos con lo practicado por cuantos autores de Urbanidad nos son conocidos; a nuestro humilde entender, las reglas de urbanidad deberían ceñirse a manifestar lo que el hombre puesto en sociedad se debe a sí mismo y a los demás, y reservar para los tratados de religión el indicar lo que sea relativo a los deberes que nos imponen los sagrados dogmas de nuestra fé.

* Pregunta. Y ¿qué debemos pedirle en nuestra primera súplica?

Respuesta. Que en todo lo que va a formar el objeto de nuestra ocupación durante el día no nos abandone su santa gracia, para que cuanto hagamos pueda sernos útil en este mundo y granjearnos la gloria en el otro.

* Pregunta. ¿Qué debe observarse con respecto a los MINISTROS del culto?

Respuesta. Siendo los sacerdotes los ministros de mi Dios, les trataré conforme lo merece su alto y venerable carácter.

** Pregunta. ¿Qué practicará un niño al presentarse ante un OBISPO?

Respuesta. Se descubrirá la cabeza, inclinará su cuerpo, y besando la mano al mismo tiempo que reciba su bendición, le dará el tratamiento de V.S. Ilma. (Usía Ilustrlsima).

*** Pregunta. Y al presentarse una niña ante un OBISPO ¿qué deberá hacer?

Respuesta. Inclinará modestamente el cuerpo, aguardará su bendición y dándole el tratamiento de V.S. Ilma., le besará la mano respetuosamente.

* Pregunta. Qué ha de tenerse presente al entrar en la Iglesia?

Respuesta. Si voy con otras personas debo ofrecerles el agua bendita que tomo, y considerando que entro en la casa de mi Dios, he de hacerlo con la mayor modestia y recogimiento, hasta llegar al puesto en que se detengan las personas que me acompañen.

* Pregunta. Y al llegar a este puesto ¿qué hará?

Respuesta. Me pondré de rodillas a la izquierda de la persona de más respeto, me santiguaré en seguida y abriendo luego mi devocionario, dirigiré al Señor mis acostumbradas oraciones.

* Pregunta. Y si ocupando Vd. un asiento viese sin él a una persona a quien deba respeto ¿qué hará?

Respuesta. Me levantaré en seguida y le rogaré que me haga el obsequio de ocupar mi puesto, indicándole para obligarla, que aunque no la acepte, mi delicadeza me precisa a dejarlo vacante.

* Pregunta. Y al ir a confesar ¿tendrá Vd. también algo presente?

Respuesta. Al llegar al confesionario ocupado por mi confesor, me pondré de rodillas después de la persona de mi sexo que se halle en último lugar, y vuelta la cara a uno de los altares que estén a mi vista, repetiré, con todo recogimiento el examen de mis culpas, y me iré acercando al confesionario a medida que vayan desocupándose las personas que me precedían.

*** Pregunta. ¿Tiene Vd. algo más que advertir tocante a lo que debe observarse en el templo?

Respuesta. Si estoy al lado de una persona que me merezca respeto permaneceré de rodillas mientras conserve ella esta postura, procuraré no estar de pié delante de los que se hallen de rodillas, no trataré de marcharme sin hacer una genuflexión al Señor, y al tomar agua bendita, la ofreceré a las personas que vayan conmigo.