Obligaciones para con los maestros y condiscípulos. Lección quinta.

El trato de respeto hacia los maestros y los compañeros de clase.

Reglas de Urbanidad para niños y niñas. Imprenta José Matas. 1843.

 

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Obligaciones para con los maestros y condiscípulos.

* Pregunta. ¿Qué debemos a los maestros?

Respuesta. Siendo la educación e instrucción lo más precioso en el hombre después de su existencia, miraré a mis maestros como a unos segundos padres y en consecuencia los tendré el mayor respeto, les amaré con toda cordialidad, seré dócil a sus consejos y les mostraré mi gratitud por el bien que me procuran.

* Pregunta. Cuando el maestro explique ¿qué observará Vd.?

Respuesta. Guardaré una posición decorosa correspondiente al lugar en que se me enseña, y le escucharé con toda atención, procurando no distraer mi vista en los objetos de la sala ni en las personas que se hallen en ella.

* Pregunta. Y cuando le dirija el maestro una pregunta, ¿qué practicará Vd.?

Respuesta. Me pondré en pie en señal de respeto, tendré quietas las manos y las piernas poco separadas con las puntas de los pies hacia fuera, y procuraré no apoyarme en el asiento ni en cualquier otro objeto que tenga a mi lado.

* Pregunta. Los niños o niñas que van a una misma escuela o colegio, ¿se deben mutuamente alguna consideración?

Respuesta. Han de tratarse con la mayor amistad, jamás tutearse y mucho menos motejarse ni pegarse, y cuando se encuentren en algún paraje fuera del establecimiento, deben saludarse con el mayor afecto.

* Pregunta. ¿Dejará de ser urbano quien de parte a su maestro de una falta cometida por otro?

Respuesta. Si el maestro tiene mandado que para mayor bien de sus discípulos se le de aviso de cuanto ocurra fuera de su presencia en la escuela, cada uno de éstos tiene la obligación sagrada de cumplir dicho mandato; en el caso empero de presumir que el culpado lleva la fea intención de ocultar su falta al maestro, o lo que es peor aún, de hacerla recaer sobre alguno de sus compañeros.

* Pregunta. ¿Y deberá por esto el culpado tener odio al que ha manifestado su falta?

Respuesta. De ninguna manera, pues lejos de haberle ocasionado un mal le habrá hecho al contrario un grande bien, poniéndole en el caso con la corrección del maestro, de no incurrir segunda vez la misma falta o en otra tal vez más grave.

* Pregunta. ¿Qué más tendrá Vd. presente durante su permanencia en la escuela?

Respuesta. Guardaré constantemente el mayor silencio, no me moveré del puesto sin el permiso de mi maestro, me abstendré de tocar a nadie ningún utensilio, y en caso de necesitar algo lo pediré respetuosamente a quien corresponda.

** Pregunta. Y si entrare algún forastero en la sala de estudio, ¿qué hará un niño?

Respuesta. Se pondrá en pie sin el menor ruido y con la vista hacia el preceptor, aguardará que le haga éste la señal para sentarse.

** Pregunta. ¿Practicará lo mismo cuando salga de la casa el forastero?

Respuesta. Exactamente lo mismo.

*** Pregunta. Y una niña ¿deberá levantarse cuando entre o salga un forastero de la sala en que se halle?

Respuesta. Solo en el caso de ser ésta una señora, algún individuo de su familia a quien deba respeto o bien un sacerdote.